viernes, 14 de julio de 2017

Sobre la idiosincrasia Argentina Por Alain Rouquie

Sobre la idiosincrasia Argentina Por Alain Rouquie 

Alain RouquiéAlain Rouquié (Millau, Francia, 1939). Es politólogo, posee un máster de investigación en Ciencia Política y en 1978 obtuvo un doctorado en ..



En 1954, sobre veinte estados latinoamericanos trece estaban gobernados por militares. En 1975 , más de la mitad de la población total del continente vive en estados cuya administración se encuentra a cargo de regímenes militares, o con predominio militar .

En América del Sur, seis naciones,que representan, que representan los cuatros quintos del territorio, tienen como presidentes a oficiales tienen como presidentes a oficiales que lograron el poder merced a sus pares y aun ´´feliz´´ golpe de Estado.

Desde hace cuarenta años, muchos muchos se han interrogado sobre esta inquietante hegemonía del poder militar. Las interpretaciones generales y las teorías globales han prosperado. La amplitud del fenómeno , su permanencia y su carácter endémico en área cultural relativamente homogénea apenas si incitaban a hacer un esfuerzo de análisis profundo y de investigaciones empíricas.

Algunos podían contentarse , en el marco de esas explicaciones insuficientes, con la tautologica psicología de los pueblos. Así pues existiría un sistema de relaciones entre el poder civil y el ejercito propio de mundo hispánico. La historia de la antigua metrópoli refirma esta hipótesis. ¿Acaso no ofrece a través de un siglo, desde el general Riego hasta el general Franco, la gama imponente de las formas más variadas de una presencia militarista tan vigente como eficaz? Además, ¿no es español el vocabulario del poder militar? Juntas de oficiales y pronunciamientos aparecen tras los Pirineos como platas vivaces, trasplantadas a un terreno propicio más allá del Atlántico.

Con más rigor , algunos historiadores pudieron ver en la frecuencia de las intervenciones militares en la vida política contemporánea ´´ residuos culturales de las guerras civiles del XIX´´ hispanoamericano. El periodo de anarquía que conocieron las antiguas colonias españolas inmediatamente después de su independencia habría configurado un tipo de relación política basada en la fuerza un sistema de actitudes frente al poder que llevaría a un estado de ´´violencia descentralizada´´ y difusa. El jinete y los montoneros intrépidos se convirtieron en técnicos de la caballería blindada, los caudillos se metamorfosearon en oficiales de Estado Mayor. pero lo esencial ha persistido. Afinando esta interpretación a partir del positivismo de fines de siglo y sacando irrefutables conclusiones, otros especialistas vieron incluso en este esquema de poder´la constitución real´´ de la mayoría de las ´´democracias americanas´´. Estas repúblicas turbulentas intrínsecamente inaptas para la practica de la democracia de tipo occidental, requerían un poder autoritario , arbitro indiscutible entre grupos e intereses irreductibles , un ´´ gendarme necesario´´ adaptado a su idiosincrasia. Se recobraba así la virtud ´´científicamente´´ somnífera del estereotipo. No es que la singularidad cultural sea insignificante, peor si bien habría que confirmar mediante comparaciones juiciososas su carácter definitivo , comprobar su existencia no sustituye la explicación. Las raíces del fenómeno no se encuentran en el ´´clima humano´´ que, desprovisto de unidad étnica , se extiende más de 80 grados de latitud; es necesario buscarlas en otra parte.

Esa primera interpretación se vio decididamente debilitada a partir de la segunda mitad del siglo XX. Su replanteo coincide con la ampliación del mundo político que significo el acceso que significo el acceso a la independencia real o formal de numerosas antiguas colonias, particularmente en África. El rol de los militares en los nuevos Estados, sorprendentemente comparable al de los ejércitos latinoamericanos , provocó el eclipse de la explicación cultural y puso en evidencia la necesidad de un estudio ´´sin prejuicios´´ de militarismo americano en su contexto económico, social e internacional. Se observó entonces que, indiscutiblemente , el poder del general Barrientos en Bolivia se parecía más al de su contemporáneo, el genral Mobutu del Congo- Kinshasa, que ala presidencia del general Mitre, jefe de Estado Argentino del siglo pasado.

Asimismo , no se podía negar que pese a enormes diferencias había más rasgos comunes entres los regímenes del coronel Nasse y del general Perón que entre este y las pintorescas tiranías de Santa Anna o de Cipriano Castro. Así, la emancipación de África servía para el re descubrimiento de América.El sistema de las relaciones políticas entre civiles y militares,que se creía circunscrito a las naciones de américa latina , era tal vez propio del mundo desarrollado.

Las teorías que relacionan el militarismo con el subdesarrollo tienen ventaja de poseer cierto rigor. Si bien se ignoran los mecanismo del poder militar , se sabe en lineas generales a que se llama subdesarrollo, se conocen con precisión sus principales indicadores. Resulta generalmente que en los países poco desarrollados, donde las estructuras sociales son débiles y simples, donde los equipos de técnicos son escasos, el ejercito profesional constituye una fuerza de encuadernamiento moderna y eficaz,una reserva de capacidades al servicio de la unidad nacional u del progreso económico. El revés de tan brillante medalla proviene de la irreprimible tendencia de esa élite técnica a ocupar el poder y substituir al grupo dirigente civil, juzgado incompetente o incapaz de asegurar la modernización en orden. Se ha podido señalar así, que los países de América Latina que se caracterizan por un militarismo tenaz son pequeños Estados muy atrasados cuya poco diversificada sociedad reproduce un esquema casi idealmente dualista. Y concluir que mientras más complejo y pluralista es el sistema social, menos facilidad tienen las Fuerza Armadas para ejercer sus intervenciones políticas.

De hecho , la hipótesis que relaciona la preponderancia política del poder militar con el subdesarrollo no se aplica a la Árgentina como la interpretación ´´cultural´´ del militarismo latinoamericano. Las razones son evidentes. Para persuadirse, basta con examinar a la Argentina de la década del sesenta desde el punto de vista de las características constitutivas del subdesarrollo tales como las han aislado geografos y economistas. ! Qué decir de la insuficiencia alimenticia crónica de los países del Tercer Mundo, de su débil consumo de protidos cuando la Argentina se sítua al frente de las naciones en cuanto al consumo de carne por habitante. El subdesarrollo se señala por el arcaismo de la agricultura y por la extrema debilidad de la industrilizacion. La Argentina, segundo país exportador de trigo y primer exportador maíz del mundo, está orgullosa con razón de sus haras y de sus establecimientos modelos de cría. País con vocación agrícola y pastoril , hace ya muchos lustos que la participación de su industria en la formación del P-B.I es superior a la del sector agropecueario. ¿ El débil desarrollo de las clases medias es un índice seguro de una estructura social de subdesarrollo? Ahora bien, la Argentina se presenta ante el observador como una innegable ´´mesocracia´´. Los estratos intermedios ocupaban cerca del 40% del conjunto social a principios de la década del cincuenta.

Desde entonces , la amplitud de las clases medias , cuyo estilo de vida inspira a todos los niveles de la sociedad argentina , se vio acrecentada por una no despreciable movilidad vertical.Por fin , la explosión demografica propia de los países en vías de desarrollo es totalmente desconocida en la República Argentina. La tase de natalidad de esta nación subpoblada es apenas superior a la de los países occidentales industrializados.En el aspecto sanitario, con una tasa de mortalidad que se encuentra entre la las más bajas del mundo, la Argentina puede difícilmente figurar como nación proletaria.

La Argentina nación semidesarrollada, constituye una sociedad moderna , con estructuras complejas y diversificadas. Ese pluralismo social se traduce particularmente por la importancia que revisten tanta la afiliación a las asociaciones voluntarias como la organización y el peso especifico de los grupos de interés más diversos.La Argentina posee una tasa de alfabetización y un nivel cultural que no sólo la ubican en primer lugar en América Latina sino también por encima de varias naciones de la Europa mediterránea. A pesar de una grave problema de desequilibrio económico y demográfico, la Argentina no sufre ni tensiones regionales o raciales, ni problemas de minoerías étnicas, no cuenta con amplios sectores de población autóctona mantenidos al margen de la vida nacional.
Ninguna situación social explosiva justifica entonces, a primera vista la existencia de un poder autoritario y de una apropiación del Estado por parte del ejercito. 


Pues bien, nos hemos propuesto estudiar las relaciones del ejercito y del poder en el marco de la crisis política argentina. Los golpes de estado así como las conspiraciones y los gobiernos defactos son la expresión privilegiada de esta larga crisis. La especificidad del poder militar y de su hegemonía en la vida política argentina proviene de su carácter de respuesta ´´militarista´´ a una situación nacional particular. La inserción de los militares en la sociedad global y su intervención activa en el sistema político puede analizarse desde distintos puntos de vista. En este aspecto, la unidad de análisis elegida es determinante. Rechazamos igualmente la atomización, ya sea estadística ya sea psicológica, y la abstracción institucional como métodos de interpretación principal si no única. Por lo tanto , no creemos que el peronismo ni el acceso del coronel Peron al poder puedan explicarse por las características personales del oficial o del hombre Juan Domingo Perón. Ni que la de la Argentina habría cambiado si la nariz de Eva Duarte hubiera sido más corta o si el general Justo hubiera vivido algunos años más. Sin embargo , estamos lejos de pensar que la ´´personalidad´´ de los protagonistas de la vida política sea un elemento sin importancia. Asimismo, prestamos la mayor atención a las coordenadas socio familiares de los militares, sin considerar por eso que las estadísticas sociales ´´nacionales´´ o geográficos de los oficiales y de sus familias puedan por si solas, agregadas, dar cuenta de la actitud de los oficiales como su formación propiamente profesional, la influencia de la institución y el molde donde funde sus miembros, habría que agregarle al esquema los casamientos, las amistades ,las simpatías ideológicas, de hecho, las múltiples lealtades a veces contradictorias a las cuales se encuentra sujeto el oficial y que limitan todo determinismo unilateral. Por otra parte como lo señala Clyde Kluckhohn, una pared de ladrillos disgregada en ladrillos no es más una pared , porque en las ciencias sociales ´´las relaciones son tan reales como los objetos´´: la suma de los supuestos determinantes de las actitudes del conjunto de los militares argentinos no puede reproducir para nada la orientación global del ejército ni siquiera la mentalidad individual delos oficiales .


Los limites y las debilidades de una economía abierta



Sin embargo esa prosperidad tan rápida como vistosa es frágil.
En efecto, en ese brillante panorama no faltan las sombras. Para comenzar , hay que señalar la vulnerabilidad de un sistema económico estrechamente ligado al mercado internacional y los recursos financieros de la Argentina se encuentran subordinados al comercio externo. El país exporta productos alimenticios y materias primas, e importa bienes manufacturados y combustibles. En el caso de que se produzca una mala cosecha, las importaciones bajarán a continuación de las exportaciones, provocando una contracción generalizada de la actividad económica. El estado no puede correr el riesgo de reactivarla por medio del gasto público ya que el presupuesto, esencialmente alimentado por los derechos de aduana, depende del nivel de las importaciones.
Además la Argentina necesitaba capitales extranjeros para construir la infraestructura necesaria para el comercio exterior ( puestos vías férreas) y para equipar y embellecer las ciudades.A principios del siglo , ´´90% de los empréstitos internos eran colocados en el extranjero´´. El total del ´´pasivo´´ - empréstitos públicos e inversiones de las empresas privadas- llegaba a 922 millones de peros oro en 1892, mientras que el saldo de la balanza comercial no era más que de 21 millones de pesos oro y las exportaciones ascendían a 113 millones de pesos. Durante los periodos de ´´vacas gordas´´ y para mantener elevado el nivel de las importaciones , la Argentina contrataba nuevos empréstitos para afrontar el pago de los servicios dela deuda pública. Asimismo, ´´ la entrada de nuevas inversiones cubría una proporción elevada de los intereses del capital extranjeros. La élite dirigente concebía como un ideal al endeudamiento externo; demostraba el crédito internacional de que gozaba la República y , por lo tanto el prestigio nacional. Contraer empréstitos e hipotecar la riqueza del futuro no asustaba en lo más mínimo a los dirigentes argentinos.
La economía del país se ve amenazada por mayores peligros más allá de esas debilidades coyunturales. En primer lugar , el carácter casi espontáneo de un expansión basada en el uso extensivo de tierras extremadamente fértiles, con costos de producción muy bajos, tiene límites. La incorporación de nuevas tierras y el mantenimiento del consumo interno en un nivel bajo y estable son las condiciones indispensables para preservar las ´´ventajas comparativas´´ de que goza la producción agropecuaria argentina.
Suponiendo que nada variara, la prosperidad argentina podría proseguir indefinidamente sólo a ese precio.
Por otro lado, el buen funcionamiento de la economía argentina depende de la estructura del mercado internacional y del lugar preponderante que ocupan en él las potencias europeas. Un desequilibrio duradero del mercado mundial, la ruptura de las grandes corrientes de intercambio, el debilitamiento de la especialización internacional en caso de repliegue de Europa, y la economía argentina deberá reconvertirse o verse condenada al estancamiento.
En la eventualidad las cosas no serán fáciles para la Argentina. La debilidad relativa del mercado interno sacrificado al desarrollo exógeno el bajo nivel del ahorro utilizable - ´´la riqueza se inmoviliza a menos que tome el camino del extranjero´´ y la especulación desenfrenada con las propiedades rurales y urbanas no facilitan la adaptación a los azares de la evolución económica mundial. Algunos autores han denunciado la participación casi exclusivamente pasiva de los argentinos en el proceso de su propio crecimiento . Si bien tal juicio incluye un parte de exageración, es cierto que la rapidez de la gigantesca mutación económica que se realizó en aproximadamente treinta años , y que dio a la luz a la Argentina moderna, conformó un conjunto de valores , de comportamientos económicos y de expectativas , tanto en el orden de la producción como del consumo , que contribuyeron a que el sistema económico se volviera particularmente rígido en su conjunto.
Otra particularidad negativa de las estructuras de la economía argentina se debe a la distribución de la propiedad rural. En un país de inmigración masiva y de economía agraria exportadora, la distribución desigual de la tierra constituye un dato esencial sobre el cual conviene insistir. Condiciona la composición de la población activa, la evolución social y el control del poder político.
La conformación histórica de la propiedad rural argentina explica fácilmente su concentración en pocas manos. Paradojicamente, cuando se produjo la inmigración masiva, las mejores tierras de ese país casi desierto fueron ocupadas jurídicamente. En efe, desde 1817, los poderes públicos atribuyeron tierras en propiedad con la mayor facilidad. Unas veces para reforzar la ´´frontera´´ mal defendida contra los indios, otras veces para recompensar a los militares que habían participado en las campañas de rechazo de las tribus no sometidas, pero las más para superar las permanentes dificultades del Tesoro. Tierras vírgenes , que nada costaban al Estado, ycuyo valor futuro nadie sospechaba, eran vendidas a bajo precio por legua cuadrada ( 25000 hectáreas) para pagar a los acreedores o concedidas graciosamente por el poder a los adeptos o como recompensa por servicios prestados. El estado se desprendió así de inmensas extensiones de tierras ricas y bien ubicadas que se valorizaron rápidamente gracias a los ferrocarriles y a la desaparición de la amenaza india. Cuando se tuvo necesidad que asegurara una población estable y equilibrada del país y que los poderes públicos o no dispusieron más que de extensiones difícilmente accesibles o de zonas agrícolas marginales.
Con relación a la masa de recién llegados , el porcentaje de inmigrantes afectados por la colonización o que pudieron convertirse en propietarios por otros medios permanece pues relativamente modesto.La dificultad para acceder a la propiedad constituye una de las características distintivas del proceso inmigratorio argentino.
La distribución de la población y su composición social se originan en gran medida en ese aspecto de la estructura productiva. El grupo tradicional de grandes propietarios y sus representantes en el poder no concebían a la inmigración más que como una fuente de mano de obra barata, a pesar de su admiración por el modelo norteamericano. La clase dominante de grandes estancieros no favorecía al pequeño agricultor independiente porque necesitaba mano de obra barata de gran movilidad para construir la infraestructura económica, aprovechar transitoriamente las tierras , realizar tareas agrícolas estacionales y lograr un buen funcionamiento de los servicios que su tren de vía requería.
Por eso, la ´´frontera´´ que , al sur de la pampa , separaba hasta 1880 los territorios explotados de las zonas amenazadas por las incursiones de los indios , no era un frente pionero abierto como en América del Norte. Cuando esa frontera fue suprimida por la ´´campaña del desierto´´, las nuevas tierras incorporadas al patrimonio nacional no se destinaron a la colonización: fueron vendidas, en parte por adelantado, para cubrir los gastos de la expedición del general Roca. Así funcionaban todavía los mecanismos tradicionales de distribución y de concentración de la propiedad en la época en que los poderes públicos fomentaban la inmigración masiva.
Por otro lado, la permanencia de una inflación continua a partir de 1880, que provocó la transferencia de ingresos de los trabajadores y de todos los sectores de la actividad nacional a los intereses agropecuarios exportadores , reforzó el poder económico de éstos y alejo todavía más los recién llegados la posibilidad de adquirir tierras.
En este país casi nuevo los lustros son siglos y ´´ la historia autobiografica´´, para retomar la fórmula de Borges, ennoblece rápidamente . ´´No se nota diferencia, escribe Huret , entre el aire de orgullo que toma un estanciero al decir que su abuelo planto los arboles de su estancia hace medio siglo y la digna tranquilidad de un descendiente de los cruzados cuando a la sombra del estandarte de Felipe Augusto.

Así, pues, los primeros europeos que ocuparon y valorizaron las tierras desérticas fundaron pueblos en sus propiedades y dejaron sus nombres a los espacios vírgenes , pertenecieron de derecho y de hecho a la oligarquía. Esos ´´heroes epónimos´´ de los cuales el escritor español Grandmontagne nos ha trazado atractivas semblanzas en sus cuentos , esos fundadores que pensaban ´´ que no hay posterioridad más bella que la creación de un pueblo´´formaban parte de una oligarquía ´´natural´´, de una élite histórica que todos los argentinos reconocen y respetan,
Huelga decir que la base del poder social de esta capa superior es la propiedad de la tierra. Es verdad que en los orígenes de las ´´ grandes familias tradicionales se encuentra frecuentemente al comercio y a las finanzas. Pero la posesión de tierras pone los verdaderos cimientos del prestigio oligarquico. No podía ser de otra manera. ¿No es la producción agropecuaria exportada el motor de la economía? La influencia de esta aristocracia terrateniente se vio reforzada además por su semimonopolio territorial y por la idea ampliamente divulgada entre los inmigrantes , en su mayoría de origen campesino, de que la verdadera riqueza y el bien supremo radicaban en la posesión de la tierra.
El doble origen del poder de la oligarquía , antigüedad familiar función histórica por un lado, gran propiedad por el otro, daba cierta heterogeneidad a este grupo social. La oligarquía tenia su jerarquía interna y sus parientes pobres. Los provincianos conspicuos, viejas familias coloniales del interior que dejaron su nombre en la historia de la Independencia y de las guerras civiles, pero cuyas propiedades se encontraban fuera de las zonas de expansión , eran integrados al grupo porque su poder local era útil al circulo dominante. Asimismo, en ciertas provincias con agricultura moderna , los grandes propietarios que producían para el mercado interno y que habían adquirido posiciones locales envidiables, se incorporaban poco a poco en función de su origen nacional al grupo dirigente. Es el caso de los barones azucareros de la región de Cuyo ( Mendoza y San Juan). En otros casos, fortunas comerciales o industriales recientes , a pesar de la compra ritual de campos, hacen antesala: estos nuevos ricos no son admitidos en los clubes y en los salones distinguidos. A fuerza de méritos , quizás sus hijos o sus nietos--- Sea como fuere, la oligarquía tenia un centro geográfico: su circulo interno estaba formado por los más grandes ganaderos de la provincia de Buenos Aires. 
Esos estancieros pertenecían a la famosa Sociedad Rural Argentina, que formaba con el Jockey Club y con el Club del Progreso los tres bastiones tradicionales de la oligarquía trunfante.
Esta élite establecida reunía, pues, a los ´´dueños de la tierra´´,pero sus miembros no se conformaban con poseer extensas propiedades rurales y grandes rebaños. Su dominio de la economía era más completo. Tenían en sus manos todos lo hilos de la actividad nacional. ´´Esas antiguas familias son todo poderosas.

Casi nada importante se hace en el país sin ellas y fuera de ellas. Conscientes de su poder, los miembro de la oligarquía esperaban obtener de su posición privilegiada un provecho exclusivo. ´´Argos de cien ojos... Briareo con cien brazos, esta élite está atenta a las buenas ocasiones para comprar y vender tierras, se entera de los informes confidenciales sobre las cotizaciones de la Bolsa, sabe qué grandes empresas van a crearse y que concesiones forestales restan por acordar, conoce los proyectos para la construcción de fábricas ,de frigoríficos , de molinos , de ingenios, de ferrocarriles, de puertos , los contratos previstos para la provisión de maquinarias , las próximas grandes obras...

Burgueses y capitalistas por su actividad de financistas y empresarios , prontos a adoptar la innovación que hará prosperar sus negocios y reforzará su poder económico, los miembros de la oligarquía se asemejaban a los aristócratas por su estilo de vida y por sus calores sociales. . El estanciero próspero era un gran señor de las colonias cuya morada era un palacio agreste que tenía algo de granja y algo de castillo. En la mayoría de los casos era un propietario ausente que , sin embargo , hacia construir en sus tierras casas señoriales de un lujo inesperado y convertía su estancia en ´´la forma mas suntuosa de la propiedad primitiva´´.

En efecto, ese decorado es simbólico. La casa de campo estilo Tudor o el palacio renacentista que se yerguen, incongruentes,en el medio de la pampa están vacíos la mayor parte del año, pero imponen una imagen de autoridad y traducen la distancia social infranqueable que separa al estanciero de sus peones, de los pequeños funcionarios del pueblo vecino o de sus escandilados subordinados. No nos equivoquemos , el patrón es más familiar con sus servidores de lo que los ´´burgueses conquistadores de Europa supieron serlo jamas, porque no mantiene con ellos relaciones funcionales de superior a subordinado sino relaciones ´´paternalistas´´ de persona importante a individuo insignificante. Es una diferencia de naturaleza que justifica la condescendencia de gran señor protector de sus súbditos.
Esa ´´conciencia de clase, o aun de casta , no es más que un aspecto manifiesto del poder social. Para sus miembros la oligarquía argentina se caracteriza por su perfecta indiscutible legitimidad. Los otros grupos sociales, particularmente los de origen inmigratorio , comparten generalmente tal opinión. Nadie puede disputarles la preeminencia a los descendientes de los fundadores de la Argentina moderna...
 El tiempo mismo de la historia argentina, con sus extensas zonas silenciosas que preceden a un período de intenso ritmo, refuerza el poder de un grupo dirigente sin igual y, por lo tanto, sin competencia. La oligarquía no sucede ni a lejanas y misteriosas jerarquías precolombinas ni a una pomposa aristocracia colonial . Por lo demás, la Argentina no conoció ciclos económicos sucesivos capaces de hacer surgir, para arruinarlos después , efímeros grupos dirigentes . Ella es la élite única y natural que condujo al país a la prosperidad y que lo reveló al mundo. Herederos de los padres fundadores los ´´patricios´´ argentinos como gustaban hacerse llamar- consideraban que tenían derecho de manejar el destino del país. Los ´´eupatridas´´ se proponían ejercer un poder hereditario sobre ´´la masa amorfa´´ de peones y sobre la ´´ clientela complaciente´´ de gringos que debían su presencia en suelo argentino nada mas que a su voluntad. En efecto el inmigrante sólo era un visitante. Debía conservar su lugar y aceptar la suerte que tuviera. La triada social argentina no puede dejar de evocar a la ciudad antigua. Son varios los autores que esbozaron comparación.¡No deben respetar, tanto el gringo como el ´´meteco´´ o el ´´cliente´´, las leyes del ´´patriciado´´ que los acoge y alimenta generosamente? Las masas criollas ¿o forman la ´´plebe´´ sin derechos y sin , tribuno todavía, o , mejor dicho, un pueblo de ´´ilotas´´ desposeídos, apegados a una tierra que antaño les pertenecía ?
A pesar de todo, no habría que creer que el poder de la oligarquía era de naturaleza feudal o arcaica, ni imaginar un despotismo tradicionalista o reaccionario. La oligarquía argentina era un grupo social modernizador.