jueves, 7 de mayo de 2015

Para inventar el mundo cada día



Eduardo Germán María Hughes Galeano, conocido como Eduardo Galeano, fue un periodista y escritor destacado de la literatura latinoamericana .(Montevideo, Uruguay, 3 de septiembre de 1940 - ib., 13 de abril de 2015), 


Para inventar el mundo cada día 

Charlamos,comemos,fumamos,caminamos,trabajamos juntos,maneras de hacer el amor sin entrarse, y los cuerpos se van llamando mientras viaja el día hacia a la noche. 
Escuchamos el paso del último tren. Campanadas de la iglesia. Es medianoche. 
Nuestro trencito propio se desliza y vuela, anda que te anda por los aires y los mundos, y después viene a la mañana y el aroma anuncia el café sabroso, humoso,recién hecho. Se te sale por la cara una luz limpia y el cuerpo te huele a mojadumbres. 
Empieza el día. 
Contamos las horas que nos separan de la noche que viene. Entonces nos haremos el amor, tristecidio. 

Buenos Aires : Largo viaje sin movernos 

Ritmo de pulmones de la ciudad que duerme. Afuera hace frío. 
De pronto, un estrépito atraviesa la ventana cerrada. Me hundís las uñas en el brazo.No respiro. Escuchamos un barullo de golpes y puteadas y el largo aullido de una voz humana. 
Después,silencio. 
-¿No te peso?- 
Nudo marinero. 
Hermosuras y dormideces más poderosas que el miedo. 
Cuando entra el sol, parpadeo y me desperezo con cuatro brazos.Nadie sabe quién es el dueño de esta rodilla, ni de quién es este codo o este pie, esta voz que murmura buen día. 
Entonces el animal de dos cabezas piensa o dice o quisiera: 
--A gente que se despierta así, no puede pesarle nada malo. 

La pequeña muerte 
No nos da risa el amor cuando llega a los más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo : en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. 
Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace. 

Buenos Aires: Alfonsina 

A la mujer que piensa se le secan los ovarios. Nace la mujer para producir leche y lágrimas, no ideas; y no para vivir la vida sino para espiarla desde las ventanas a medio cerrar. Mil veces se lo han explicado y Alfonsina Storni nunca lo creyó. Sus versos más difundidos protestan contra el macho enjaulador. 
Cuando hace años llegó a Buenos Aires desde provincias, Alfonsina traía unos viejos zapatos de tacones torcidos y en el vientre un hijo sin padre legal.En esta ciudad trabajó en lo que hubiera; y robaba formularios del telégrafo para escribir sus tristezas.Mientras pulía las palabras, verso a verso, noche a noche, cruzaba los dedos y besaba las barajas que anunciaban viajes y herencias y amores. 
El tiempo ha pasado , casi un cuarto de siglo; y nada le regaló su suerte. 
Pero peleando a brazo partido Alfonsina ha sido capaz de abrirse paso en el masculino mundo. Su cara de ratona traviesa nunca falta en los fotos que congregan a los escritores argentinos más ilustres. 
Este año, en el verano,supo que tenía cáncer. Desde entonces escribe poemas que hablan del abrazo de la mar y de la casa que la espera allá en el fondo , en la avenida madréporas. 

Mujer que dice chau 

Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril.Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ése fue el día en que empezó la suerte. 
Me llevo el gusto del vino en la boca. ( Por todas las cosas buenas, decíamos, todas las cosas cada vez mejores , que nos van a pasar). 
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas) no estaba nunca dormida, nunca) . Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.

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