miércoles, 16 de diciembre de 2015

Las mismas condiciones de competencia By Giovanni Pizzi




Las mismas condiciones de competencia By Giovanni Pizzi

La necesidad de garantizar las mismas condiciones de competencia para las industrias que utilizan productos comunitarios y las que utilizan productos de terceros países en régimen de perfeccionamiento activo;
En consecuencia, la solución se deberá buscar en la imposición de las reformas y normas internacionales necesarias que garanticen las mismas condiciones de competencia a todos los participantes del comercio marítimo, que, por definición y por esencia, es internacional.

La Europa ultraliberal ha optado por hacer un regalo aduanero de cerca de 2000 millones de euros a las multinacionales Chiquita, Del Monte y otras, en vez de hacerlo a los países ACP, que han de afrontar las mismas condiciones de competencia que esas multinacionales.
la necesidad de garantizar las mismas condiciones de competencia para las industrias que utilizan productos de la Unión y las que utilizan productos de terceros países en régimen de perfeccionamiento activo;
Resulta ingenuo exigir las mismas condiciones de competencia para el comercio con China que con otros países.
El Parlamento tiene que insistir en que se creen las mismas condiciones de competencia para todos los transportes.
Hay que recordar, además, que el producto importado se consideró similar a las bolsas y bolsitas de plástico fabricadas en la Comunidad y como tal está sometido a las mismas condiciones de competencia.
La directiva prevista garantizará que las empresas de reaseguros operen en las mismas condiciones de competencia en toda la UE, mientras que al mismo tiempo no impedirá que las empresas de seguro directo asuman los riesgos del reaseguro.
¿Qué esfuerzos realiza la Comisión para crear en el conjunto de la Unión las mismas condiciones de competencia para los agricultores?
Esto es lo decisivo además para la protección de las personas, del medio ambiente y también -creo que el colega danés es de la mi opiniónpara que existan las mismas condiciones de competencia en todas las partes de la Comunidad.
Una parte interesada alegó que las importaciones procedentes de Rusia no debían acumularse con las de la República Popular China a efectos de la evaluación del perjuicio, ya que supuestamente estas importaciones no estaban sujetas a las mismas condiciones de competencia en el mercado comunitario.
Esto es especialmente válido al debatir las normas que deben garantizar las mismas condiciones de competencia en el ámbito de la aviación para los Estados miembros de la UE y también para los operadores rusos y chinos.
El hecho de que el exportador brasileño hubiera establecido largas relaciones comerciales en años anteriores no excluye en sí que esos productos se hallen en las mismas condiciones de competencia que productos de competidores que hayan penetrado recientemente en un mercado.
Las mismas condiciones sobre la competencia de las empresas y el cumplimiento de las normas acordadas también deben garantizarse en terceros mercados.
Personalmente los considero necesarios durante un período transitorio hasta que se establezcan las mismas oportunidades y condiciones de competencia para todos los modos de transporte y hasta que se establezca en la vida cotidiana el transporte intermodal.
La nota 20 de las Directrices indica que el mercado geográfico de referencia generalmente comprende el EEE o, alternativamente, cualquier parte significativa del mismo si las condiciones de competencia en dicha parte pueden distinguirse suficientemente de las existentes en otras partes del EEE.
Las diferencias entre las legislaciones nacionales sobre los productos alimenticios destinados a una alimentación especial obstaculizan la libre circulación de los mismos, crean condiciones de competencia desiguales e inciden por ello directamente en el funcionamiento del mercado interior.
Las ayudas agrícolas reestablecerían de algún modo unas condiciones de competencia justa con los agricultores de los terceros países, que no están sujetos a las mismas condiciones de producción.
El hecho de que las importaciones se hayan realizado en condiciones de competencia leal y de que los precios se hayan fijado en las mismas condiciones no excluye la aplicación de medidas de salvaguardia.

La Fe como un rasgo de carácter By Erich Fromm



´´Creer consiste en aceptar las afirmaciones del alma; la incredulidad en negarlas´´ 
Emerson


La FE no es uno de los conceptos que se adaptan al clima intelectual que impera en el mundo actual.
La FE se asocia comúnmente con Dios y con las doctrinas religiosas, en contraposición al pensamiento racional y científico. Se considera que este último se refiere al campo de los hechos, distinto de un reino que trasciende a los hechos y en el cual no hay lugar para el pensamiento científico y donde rige únicamente la fe. Para muchos individuos, esta división resulta insostenible. Si la fe no puede ser reconciliada con el pensamiento racional, debe ser eliminada como un remanente anacrónico de pasados períodos de cultura  debe ser reemplazada por la ciencia, que se ocupa de hechos y teorías que son inteligibles y pueden ser valorizados.
La actitud moderna hacia la fe fué alcanzada después de después de una prolongada lucha contra la autoridad de la Iglesia y las pretensiones de ésta por controlar toda clase de pensamiento. El escepticismo con respecto a la fe está vinculado al avance mismo de la razón. Este aspecto constructivo del escepticismo moderno tiene , sin embargo, un aspecto inverso que no ha sido suficientemente considerado.
El conocimiento de la estructura caracterológica del hombre moderno y de la escena social contemporánea conducen a la convicción de que la carencia de fe,  tan generalizada , no posee ya el aspecto progresista que tuvo en pasadas generaciones. En aquel entonces la lucha contra la fe fue una lucha por la emancipación del espíritu; fué una lucha contra la creencia irracional; la expresión de la fe en la razón del hombre y en su capacidad para establecer un orden social regido por los principios de la libertad , de la igualdad y de la hermandad entre los hombres. La carencia de fe constituye hoy día,la expresión de un estado de profunda confusión y desesperación. El escepticismo y el racionalismo fueron en otro tiempo las fuerzas progresistas que impulsaron el desarrollo del pensamiento, en tanto que ahora son racionalizaciones del relativismo y la incertidumbre. La creencia de que la acumulación de un número constantemente creciente de hechos tendría inevitablemente por resultado el conocimiento de la verdad, ha llegado a ser una superstición. La verdad misma es considerada-en ciertos círculos- como un concepto metafísico y la ciencia se considera restringida a acumular datos.
Tras la fachada de una supuesta certidumbre racional existe una profunda incertidumbre que predispone a los individuos a aceptar o transigir con cualquier filosofía que les sea inculcada.
¿Puede el hombre vivir sin fe? ¿Es que ,acaso, la criatura no debe tener ´´fe en el pecho de su madre´´? ¿Es que, acaso,  no debemos tener fe en nuestros semejantes, en aquellos que amamos y en nosotros mismos? ¿ Podemos vivir sin fe en la validez de ciertas normas de nuestra vida? En verdad,sin fe el hombre se vuelve estéril, desesperado y medroso hasta lo más profundo de su ser.
¿Fue entonces en vano la lucha contra la fe e ineficaces los frutos de la razón? ¿Debemos volver a la religión o resignarnos a vivir sin fe? ¿Es la fe necesariamente mera condición para creer en Dios y en doctrinas religiosas? ¿Está tan íntimamente enlazada con la religión como para tener que compartir su destino? ¿ Está la fe necesariamente separada de , o en contraste con, el pensamiento racional? Intentaré demostrar que estas preguntas pueden ser contestadas si consideramos a la fe como una actitud básica de la persona, un rasgo del carácter que matiza todas las experiencias del individuo, que capacita al hombre para enfrentarse con la realidad sin ilusiones y, no obstante, para vivir con fe.
Es difícil pensar en la fe concibiéndola primariamente no como la fe en algo, sino como una actitud interior cuyo objeto específico es de importancia secundaria.
Por ello , será de utilidad recordar que término ´´fe´´, tal como es empleado en el Antiguo Testamento ´Emunha´´, significa ´´firmeza´´ e implica, por consiguiente, cierta cualidad de la experiencia humana, más bien un rasgo de carácter que el contenido de una creencia en algo.        

El lobo estepario By Herman Hesse


Subrayando a Hermann Hesse - El lobo estepario 



* Toda especie tiene sus caracteres, sus sellos, cada una tiene sus virtudes y sus vicios, cada una, su pecado mortal. A los caracteres del lobo estepario pertenecía el que era un hombre nocturno. La mañana era para él una mala parte del día, que le asustaba y que nunca le trajo nada agradable. Nunca estuvo verdaderamente contento en una mañana cualquiera de su vida, nunca hizo nada bueno en las horas antes del mediodía, nunca tuvo buenas ocurrencias ni pudo proporcionarse a sí mismo ni a los demás alegrías en esas horas. Sólo en el trascurso de la tarde se iba entonando y animando, y únicamente hacia la noche se mostraba, en sus buenos días, fecundo, activo y a veces fogoso y alegre. Nunca ha tenido hombre alguno una necesidad más profunda y apasionada de independencia que él. En su juventud, siendo todavía pobre y costándole trabajo ganarse el pan, prefería pasar hambre y andar con los vestidos rotos, si así se salvaba un poco de independencia. No se vendió nunca por dinero ni por comodidades , nunca a mujeres ni a poderosos ; más de cien veces tiró y apartó de si lo que a los ojos de todo el mundo constituía sus excelencias y ventajas, para conservar en cambio su libertad. Ninguna idea le era más odia y horrible que la de tener que ejercer un cargo, someterse a una distribución del tiempo, obedecer a otros. Una oficina, una chancillería, un negociado eran cosas para él tan execrables como la muerte, y lo más terrible que pudo vivir en sus sueños fue la reclusión en un cuartel. A todas estas situaciones supo sustraerse, a veces mediante grandes sacrificios. En esto estaba su fortaleza y su virtud, aquí era inflexible e incorruptible, aquí era su carácter firme y rectilíneo. Pero a esta virtud estaban íntimamente ligados su sufrimiento y su destino. Le sucedía lo les sucede a todos; lo que él, por un impulso muy intimo de su ser, buscó y anheló con la mayor obstinación, logro obtenerlo, pero en mayor medida de la que es conveniente a los hombres. En un principio fue su sueño y su ventura, después su amargo destino. El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca placer, en los placeres. Y así sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzo su objeto, fue cada vez mas independiente, nadie tenia nada que ordenarle, a nadie tenía que ajustar sus actos, sólo y libremente determinaba él a su antojo lo que había que de hacer y lo que había de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahínco. Pero en medio de la libertad lograda se dio bien pronto cuenta Harry de esa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez mas tenue de falta de trato y de aislamiento. Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servia de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad, brindando solidaridad u unión; ahora lo dejaban solo. Y no es que fuera odioso y detestado y antipático a los demás. Al contrario, tenía muchos amigos. Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida. Ahora lo envolvía del ambiente de soledad, una atmósfera de quietud, un apartamiento del mundo que lo rodeaba, una incapacidad de relación, contra la cual no podía nada ni la voluntad, ni el afán, ni la nostalgia. Este era uno de los caracteres más importantes de su vida. 
Otro era que había que clasificarlo entre los suicidas. Aquí debe decirse que es erróneo llamar suicidas sólo a las personas que se asesinan realmente. Entre éstas hay, sin embargo, muchas que se hacen suicidas en cierto modo por casualidad y de cuya esencia no forma parte el suicidismo. Entre los hombres sin personalidad, sin sello marcado, sin fuerte destino, entre los hombres adocenados y de rebaño hay muchos que perecen por suicidio, sin pertenecer por eso en toda su característica al tipo de los suicidas, en tanto que, por otra parte, de aquellos que por su naturaleza deben contarse entre los suicidas, muchos, quizás la mayoría, no ponen nunca mano sobre sí en la realidad. El ``suicida´´ -y Harry era uno - no es absolutamente preciso que esté en una relación especialmente violenta con la muerte; esto puede darse también sin ser suicida. 
Pero es peculiar del suicida sentir su yo, lo mismo da con razón que sin ella, como un germen especialmente peligroso, incierto y comprometido, que se considera siempre muy expuesto y en peligro, como si estuviera sobre el pico estrechísimo de una roca, donde un pequeño empuje externo o una ligera debilidad interior bastarían para 
precipitarlo en el vacío. Esta clase de hombres se caracteriza en la trayectoria de su destino porque el suicidio es para ellos el modo más probable de morir, al menos según su propia idea. Este temperamento, que casi siempre se manifiesta ya en la primera juventud y no abandona a estos hombres durante toda su vida, no presupone de 
ninguna manera una. fuerza vital especialmente debilitada; por el contrario, entre los «suicidas» se hallan naturalezas extraordinariamente duras, ambiciosas y hasta audaces. Pero así como hay naturalezas que a la menor indisposición propenden a la fiebre, así estas naturalezas, que llamamos «suicidas», y que son siempre muy delicadas y sensibles, propenden, a la más pequeña conmoción, a entregarse intensamente a la 
idea del suicidio. Si tuviéramos una ciencia con el valor y la fuerza de responsabilidad para ocuparse del hombre y no solamente de los mecanismos de los fenómenos vitales, si tuviéramos algo como lo que debiera ser una antropología, algo así como una psicología, serían conocidas estas realidades de todo el mundo. 
Lo que hemos dicho aquí acerca de los suicidas se refiere todo, naturalmente, a la superficie, es psicología, esto es, un pedazo de física. Metafísicamente considerada, la cuestión está de otro modo y mucho más clara, pues en este sentido los «suicidas» se nos ofrecen como los atacados del sentimiento de la individuación, como aquellas almas para las cuales ya no es fin de su vida sus propias perfección y evolución, sino su disolución, tornando a la madre, a Dios, al todo. De estas naturalezas hay muchísimas perfectamente incapaces de cometer jamás el suicidio real, porque han reconocido profundamente su pecado. Para nosotros, son, sin embargo, suicidas, pues ven la redención en la muerte, no en la vida; están dispuestos a eliminarse y entregarse, a extinguirse y volver al principio.Como toda fuerza puede también convertirse en una flaqueza (es más, en determinadas circunstancias se convierte necesariamente), así puede a la inversa el suicida típico hacer a menudo de su aparente debilidad una fuerza y un apoyo, lo hace en efecto con extraordinaria frecuencia. Entre estos casos cuenta también el de Harry, el lobo estepario. Como millares de su especie, de la idea de que en todo momento le estaba abierto el camino de la muerte no sólo se hacía una trama fantástica melancólico- infantil, sino que de la misma idea se forjaba un consuelo y un sostén. Ciertamente que en él, como en todos los individuos de su clase, toda conmoción, todo dolor, toda mala situación en la vida, despertaba al punto el deseo de sustraerse a ella por medio de la muerte. Pero poco a poco se creó de esta predisposición una filosofía útil para la vida. La familiaridad con la idea de que aquella salida extrema estaba constantemente abierta, le daba fuerza, lo hacía curioso para apurar los dolores y las situaciones desagradables, y cuando le iba muy mal, podía expresar su sentimiento con feroz alegría, con una especie de maligna alegría: 
«Tengo gran curiosidad por ver cuánto es realmente capaz de aguantar un hombre. 
En cuanto alcance el límite de lo soportable, no habrá más que abrir la puerta y ya estaré fuera.» Hay muchos suicidas que de esta idea logran extraer fuerzas extraordinarias. Por otra parte, a todos los suicidas les es familiar la lucha con la tentación del suicidio. Todos saben muy bien, en alguno de los rincones de su alma, que el suicidio es, en efecto, una salida, pero muy vergonzante e ilegal, que en el fondo, es más noble y más bello dejarse vencer y sucumbir por la vida misma que por la propia mano. Esta conciencia, esta mala conciencia, cuyo origen es el mismo que el de la mala conciencia de los llamados autosatisfechos, obliga a los suicidas a una lucha constante contra su tentación. Estos luchan, como lucha el cleptómano contra su vicio. También al lobo 
estepario le era perfectamente conocida esta lucha; con toda clase de armas la había sostenido. Finalmente, llegó, a la edad de unos cuarenta y siete años, a una ocurrencia feliz y no exenta de humorismo, que le producía gran alegría. Fijó la fecha en que cumpliera cincuenta años como el día en el cual había de poder permitirse el suicidio. En dicho día, así lo convino consigo mismo, habría de estar en libertad de utilizar la salida para caso de apuro, o no utilizarla, según el cariz del tiempo. Aunque le pasase lo que quisiera, aunque se pusiera enfermo, perdiese su dinero, experimentara sufrimientos y amarguras, ¡todo estaba emplazado, todo podía a lo sumo durar estos pocos años, meses, días, cuyo número iba disminuyendo constantemente! Y, en efecto, soportaba 
ahora con mucha más facilidad muchas incomodidades que antes lo martirizaban más y más tiempo, y acaso lo conmovían hasta los tuétanos. Cuando por cualquier motivo le iba particularmente mal, cuando a la desolación, al aislamiento y a la depravación de su vida se le agregaban además dolores o pérdidas especiales, entonces podía decirles a los dolores: «¡Esperad dos años no más y seré vuestro dueño!» Y luego se abismaba con cariño en la idea de que el día en que cumpliera los cincuenta años, llegarían por la mañana las cartas y las felicitaciones, mientras que él, seguro de su navaja de afeitar, se despedía de todos los dolores y cerraba la puerta tras sí. Entonces verían la gota en las articulaciones, la melancolía, el dolor de cabeza y el dolor de estómago dónde se quedaban. 



LIBRO : 




lunes, 7 de diciembre de 2015

Uno de los tres By Carlos Marcucci



Trillo y yo estamos unidos por un vínculo que ni nuestro psicoanalista, Armando Suaya, ha llegado a entender jamás. Tal vez pueda hacerlo alguna vez Rip Kirby, penetrando en espacios inaccesibles, a los que se llega sólo por obra de la fantasía. Tal vez él pueda viajar a través de vías de papel y rutas de tinta china por las que llegará, como llegamos nosotros dos, al país de nunca jamás. 

También estamos unidos por algunas sustancias que ya casi no se fabrican: la honestidad, la sinceridad, la percepción solidaria y la impresión conjunta de que la vida es una extraña poción, una jalea con gusto a todo o nada, según elijamos. 

A todos los hombres de la Tierra los crearon una sola vez. Yo me siento un extraño caso: he sido creado dos veces. Pero percibo una enorme diferencia entre esas dos instancias de la creación: Dios me crió primero, pero me odia; en cambio Trillo me volvió a crear, pero me quiere. Esto me hace feliz, porque compruebo día a día que la amistad entre los hombres es la mejor de las poesías. 

Un hecho como éste se produce simplemente por un acto de amor y de confianza entre dos hombres. Amor por parte de Trillo al ocupar su imaginación para imaginarme, y confianza por parte mía al dejarme imaginar por él. 

Pero esta historia tiene un doble final, que ni yo ni Trillo llegaremos a conocer hasta que ocurra. Es como una temible y maravillosa sombra que hace tiempo convive con nosotros: hasta ese momento final, los dos Marcucci esperamos pacientemente tratando de exprimir la vida, sabiendo que uno de los dos despedirá al otro, que uno de los dos llorará por el otro. O, tal vez, uno de los tres.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Psicotrópicos y sus Efectos By Harold Burn







Albert Hofmann (Baden, 11 de enero de 1906-Basilea, 29 de abril de 2008) fue un químico e intelectual suizo. Describió la estructura de la quitina, pero es más conocido por ser el primero en haber sintetizado, ingerido y experimentado los efectos psicotrópicos del LSD (dietilamida de ácido lisérgico), mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno. 


Capítulo 4 
Drogas alucinógenas 


*Esquizofrenia 

Las drogas de adicción como la morfina y la cocaína son tomadas por los adictos para producir un estado de euforia o bienestar en el, cual sin embargo no hay alucinaciones como regla general. Hay otras drogas que las producen, y últimamente han llamado la atención, porque se ha pensado la posibilidad de produzcan un estado similar al de los pacientes que sufren de esquizofrenia. Es ésta una enfermedad mental que se presenta a una edad temprana. Usualmente los signos empiezan a manifestarse entre los 15 y 25 años. Comienzan casi imperceptiblemente con un apartamento de la compañía humana, y disgusto por participar en las actividades externas. Más adelante, el paciente sufre ilusiones y alucinaciones, las cuales pueden semejarse a las producidas por las drogas. Si una droga como la mezcalina, por ejemplo, que es una sustancia química produce alucinaciones como las experimentadas por los esquizofrénicos, entonces es posible la enfermedad causada por una sustancia similar elaborada por el cerebro. Si se pudiera demostrar la verdad de esta hipótesis, se podría identificar la sustancia química y descubrir un medio neutralizar su influencia. 

*Acción del Hasshis o Marihuana 

El hashish es un extracto del cáñamo, me indico ( canabis indica) o del cáñamo americano ( Cannabis sativa). El cáñamo indico y el americano ( Canabis sativa). El cáñamo índico son muy similares, pero en cambo muy distintos del cáñamo canadiense que es una planta que contiene principios activos semejantes a los de la digital. El cáñamo americano crece en México y otras partes de América del norte, en donde la droga no es conocida corrientemente como hashish sino como marihuana. 
Para hacer el hashish , las hojas del cáñamo se secan y pulverizan. El polvo se mezcla con pequeña cantidad de agua y se forma una pasta comestible. O también las hojas se fuman como tabaco. Hashish es toxico de cualquier manera que se lo administre, y su adeptos eran llamados ´´haschichin o haschaschin´´ , de donde deriva la palabra ``asesinos``,porque estos hombres , bajo la influencia de la droga no vacilaban en matar. 
No obstante, la droga no se usaba con propósitos criminales, sino principalmente por los ensueños que produce. Un excelente relato de estos sueños fue escrito en 1843 por Theophile Gautier en un pequeño libreo titulado Le Club Des Hachichins. 
Gautier decía que cuando había comido hashisch: 
`` Después de varios minutos me invadía una sensación de entumecimiento. Parecía que mi cuerpo se había disuelto y tornado transparente. Veía claramente dentro de mi el hashish que había comido., en la forma de una esmeralda que irradiaba millones de chispas diminutas. Las pestañas de mis ojos se alargaban hasta el infinito enrolladas como hilos de oro sobre pequeñas ruedas de marfil, que giraban con prodigiosa rapidez. En mi derredor escuchaba el desmenuzarse y fragmentarse de joyas de todos los colores; cantos renovados sin cesar como en el juego de un calidoscopio. En cierto momento aún veía a mis camaradas, pero desfigurados y grotescos mitad hombres y mitad plantas. El espectáculo era tan ridículo, que me retorcía de risa.´´ 
Dos cosas son dignos de atención en su relato. 
Primero, el dejar de tener conciencia de su cuerpo. 
Gautier decía que su cuerpo se había disuelto y tornado transparente. Luego, el cambio en sus sensaciones. Estaban afectados tanto la vista como el oído. 
Esto es muy notable más adelante, cuando continúa: 
´´ Había pasado escasamente, una media hora, cuando caí nuevamente bajo el poder del hashish: esta vez la visión era mucho más complicada y extraordinaria. 
Centenares de millones de mariposas con alas crujientes como abanicos, bullían perpetuamente en una atmósfera débilmente luminosa. Flores gigantescas con cálices de cristal, enormes, acebos, lirios de oro y plata ascendían y florecían a mi alrededor con la crepitación de fuegos artificiales. Mi oído estaba prodigiosamente desarrollado; podía escuchar el sonido de los colores; el verde, rojo, azul y amarillo me hacían llegar sus sonidos en ondas distintas. Un vaso volcado, una palabra dicha en secreto vibraban y me atravesaban con sus ecos como las reverberaciones del trueno 
Y agrega algo más sobre la descorporizacion : ´´ Nunca me había inundado semejante beatitud. 
Estaba absorbido en un gran vació, y completamente liberado de mi mismo, enteramente ausente de mi cuerpo, ese testigo odioso que nos acompaña siempre. 
Comprendí por primera vez cómo podrían existir los espíritus elementales, como almas separadas del cuerpo.´´ 


*Efectos de la Mezcalina 

Existe cierta similitud entre los efectos del hashish y los de la mezcalina. La mescalina es una amino muy diferente por su estructura de la adrenalina, y por consiguiente relativamente simple. Se encuentra en un cactus originario de Mexico ( anhlonium Lewinni): Esta planta se corta en discos que luego se desecan y se conocen como anillos de mescal. El farmacólogo alemán Heffter, en 1898, hizo una descripción de los efectos producidos por la ingestión de esta droga. 
Preparó un extracto, alcohólico de los discos y luego lo sometió a desecación. Ingirió una cantidad de este material. 
Tres horas después de tomar la droga, empezó a experimentar cambios en sus sensaciones, y entonces comenzó a ver colores con los ojos cerrados. Primero vio barras azul oscuro, y luego un sendero bajo árboles con flores rojas y amarillas a los lados de el. Si abría los ojos e intentaba leer, aparecían manchas violeta pálido y verdes entre las letras impresas. Alrededor de veinte minutos más tarde nos dice: ´´ Yo estaba acostado en una habitación oscura y cerré los ojos. Vi la imagen del último objeto que había mirado, seguida por una serie de cuadros de brillantes colores, algunos semejantes a alfombras y mosaicos y otros con bandas entrelazadas y movibles de múltiples colores. Rayos de intenso brillo cruzaban el campo. Después vino una serie de hermosos paisajes cada uno con un bello efecto de color. Vi así el camino que bordea la playa de Nervi, con deslumbrantes árboles de ramas rojas asomándose a las paredes. Era incapaz de concentrarme en punto distante porque los cuadros se sucedían con gran rapidez. Los ruidos rítmicos influían sobre estos cuadros, haciéndolos moverse a compás. Mas tarde tuve la impresión de que grandes muchedumbres estaban pasando o que marchaban grupos de soldados si bien no podía distinguir a las personas. Varias veces vi grandes raíces purpúreas y fibras con muchas ramificaciones intrincadas, semejando venas rebosantes, que se entrelazaban en altos arcos góticos de cambiante colores. 
Las visiones desaparecían tan pronto abría los ojos.´´ 
Notemos que Heffeter nada dice acerca del efecto de la mezcalina sobre la sensación de solidez de los objetos, lo que fue comentado por otro hombre Beringer relató lo siguiente: ´´ Todos los objetos aparecían macizos sus líneas eran muy marcadas, con propósito definido. Las manchas del piso de madera semejaban olas. 
Un tubo hueco de metal aparecía como un bloque macizo de acero. Una cortina blanca colocada en la ventana parecía hecha de concreto, y esta impresión no era perturbada por el hecho de ser agitada suavemente por el viento. Por el contrario, yo experimentaba un placer indescriptible al ver moverse este objeto tan compacto y macizo. Estos objetos que me rodean producían en mi una sensación de poder. 
Me decia : ´´Tu eres poderoso, y todo lo que es majestuoso a tu alrededor lo es por ti. Esta sensación de poder se reforzaba por el aumento de las sensaciones de mi propio cuerpo, debido al estrecho contacto de mis piernas y nalgas con el canapé. Yo comprobaba todo esto con profunda satisfacción.´´ 
Esta apreciación acrecentada, y en realidad trasfigurada de los objetos materiales constituye una gran parte de la experiencia de de Aldous Guxley después de tomar mezcalina : ¡Qué milagrosa su tubularidad y cuan sobrenatural su pulida suavidad!. Estaba igualmente fascinado de sus pantalones y la textura de la franela gris: Cuán rica, profunda, misteriosamente suntuosa.´´ La relación entre esta alucinación y la de una mujer afectada de esquizofrenia se le reveló por una visita que le hizo su marido, quién le hablaba de los hijos de ambos. Ella escuchó durante un tiempo y Lugo lo interrumpió. Le preguntó porque perdía el tiempo con lo niños cuando: ´´ Lo realmente importante aquí y ahora es la indescriptible belleza de los dibujos que se hacen en tu saco de tweed, cada vez q mueve los brazos.´´ 
Tenemos pues tres relatos de los efectos de la mezcalina y uno de los efectos de hashish .En conjunto el relato de Heffter sobre la mezcalina es más semejante al de Gautier sobre el hashish que a los otros dos relatos sobre la mezcalina. 
Si esto es cierto sugiere que los efectos del hashish y de la mezcalina varían de un individuo en otro, pero que no hay una diferencia notable entre los efectos del hashish por una parte y los de la mezcalina por otra. 
En los últimos años se ha preparado en el laboratorio una sustancia que produce alucinaciones. Es la dietil-amida del acido lisérgico, comúnmente llamada LSD. 
Esta sustancia es extremadamente activa, aun en dosis de microgramos , y produce efectos similares a los de la mezcalina. Se dice no obstante, que el LSD difiere de ella en que el cuadro que produce es similar a la esquizofrenia hebefrenia, en cambio la mezcalina conduce a un estado en el cual se suspende todo deseo de actividad corporal. 
La intoxicación por LSD estimula un brote de esquizofrenia aguda caracterizada por una sensación de despersonalización,, de alejamiento de la realidad, y de ilusiones y distorsiones de los objetos externos, que se evidencian cuando el individuo trata de explicar o pintar lo que ve. Durante la intoxicación hay un hiperactividad del sistema simpático demostrable por dilatación papilar, aumento de la presión arterial y del pulso. 
Cuando se da LSD en forma repetida, se desarrolla tolerancia al efecto y el efecto es mucho menor. Sus efectos son mayores en personas normales que en las ya afectadas por una psicosis. El psicoanálisis se facilita bajo su influencia y se obtiene mas fácilmente la información que el sujeto reprime. 
Evidentemente hay algunas similitudes entre las alucinaciones producidas por todos estos agentes, Hashish, mezcalina y LSD. Bien puede ser que estas alucinaciones se asemejen a las alucinaciones mas placenteras de los pacientes esquizofrénicos, pero , hasta ahora, esta semejanza no ha indicado la causa de tal enfermedad.