lunes, 8 de junio de 2015
Roberto Arlt : ¿Para qué?
¿Para qué?
Me escribe un amigo del diario: ´´Estoy extrañado de que no haya visitado en el Uruguay, ni de señales de hacerlo allí en el Brasil, a los intelectuales y escritores.
¿Qué le pasa?
En realidad
En realidad no me pasa nada; pero yo no he salido a recorrer estos países para conocer gente que de un modo u otro se empeñarán en demostrarme que sus colegas son unos burros y ellos unos genios. ¡Los intelectuales! Le voy a dar un ejemplo. En un diario de Buenos Aires, número atrasado, traspapelado en la Redacción de un periódico de Río, leo un poema de una poetisa argentina sobre Rió de Janeiro. Lo leo y me dan tentaciones de escribirle a esta distinguida dama:
-¿Dígame,señora por qué en vez de escribir no se dedica a la conspicua labor de la calceta?
En Montevideo conversaba con un escritor chileno.Me contaba anécdotas. Las anécdotas atrapan a los intelectuales de allí. A esta escritora, un pintor chileno le mandó un magnífico cuadro y ella, en una fiesta que se daba en su homenaje, recoge unas violetas y le dice a mi amigo:
-Oiga fulano, envíele estas flores a X...
O estaba trastornada o no se daba cuenta en su inmensa vanidad que no se envían unas violetas a un señor que le ha obsequiado de esa forma, a una distancia suficiente para permitir que cuando lleguen las flores estén harto marchitas.
Además que la vida de los intelectuales, ¿ a quién le interesan los escritores? Uno se sabe de memoria lo que le dirán: elogios convencionales sobre Fulano y Mengano.
Llega a tal extremo el convencionalismo periodístico que los voy a hacer reír con lo que sigue. Al llegar a Río me entrevistaron redactores de distintos periódicos .En el Diario de la Noite se publicó un reportaje que me hicieron y entre muchas cosas que dije , me hicieron decir cosas que nunca pensé. Allá va el ejemplo: que mi director me invitó a ´´ hacer una visita a patria do venerado Castro Alves´´
Cuando yo leí que mi director me había invitado a realizar una visita a la patria del venerado Castro Alves me quede frió. Yo no se quien es Castro Alves. Ignoro si merece ser venerado o no, pues lo que conozco de él ( no conozco absolutamente nada) no me permite establecerlo.
Sin embargo, los habitantes de Río, al leer el reportaje, habrán dicho:
-He aquí que lo argentinos conocen la fama y la gloria de Castro Alves. He aquí un periodista porteño que,conturbado por la grandeza de Castro Alves, lo llama emocionado ´´ venerado Castro Alves´´.Y Castro Alves me es menos conocido que los cien mil García de la guía telefónica. Yo ignoro en absoluto qué es lo que ha hecho y lo que dejó de hacer Su Excelencia Castro Alves. Ni me interesa.
Pero la frase quedaba bien y el redactor la colocó.Y yo he quedado de perlas con los cariocas.
¿Se da cuenta, amigo, lo que se macanea periodiscticamente?
Imagínese ahora usted las mulas que trataría de pasarme cualquier literato. Así como a mí me hicieron decir que Castro Alves era venerable, él , a su vez, diría que el ´´dotor´´ merece ser canonizado, o que Lugones es el humanista y psicólogo más profundo de los cuatro continentes...
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