jueves, 2 de julio de 2015

Yo no vi nada Por Norma Noemí Alvarez







Yo no vi nada Por Norma Noemí Alvarez 

Todo era desorden en la habitación.Miró sus juguetes amontonados y los libritos apilados en un rincón. A Fede se le encendió una lucesita en cada ojo. 
Arrugó la nariz y dijo simplemente: 
---Esta casa es demasiado chica para todos. 
Así que fue hacia la puerta de calles, bajó el escalón y emprendió con la tarea : plegó paredes, doblo ventanas, puertas y camas, y cuando todo se volvió pequeño y chatito en su mano... se lo metió en el bolsillo de jean. 
! Ahora si!---pensó mirando el gran espacio vació a su alrededor , y sonrió satisfecho. 
En ese momento apareció la mamá batiendo dos huevos y justo cuando iba a apoyar el bol sobre la mesita... vio que no estaba. 
¿Dónde está la mesa , Federico?--- 
Preguntó eso pero pensó: 
--- Este Fede y su costumbre de esconder las cosas... 
--Yo no vi nada-- mintió , claro. 
Mamá miró a Federico con desconfianza y quiso sentarse. Cayó graciosamente, cola al piso, piernas para arriba, chancletas por el aire. 
!La Silla, Fedeee! -- Gritó mamá. 
--Yo no lo vi --- volvio a mentir y sacó del bolsillo de su camisa una minúscula pelotita que hizo rodar entre sus dedos. 
Entonces mamá , sentada cómodamente en el piso, notó que no había piso. 
Sólo tierra y algunos yuyitos. 
Levantó un poquito los ojos y todo el sol mañanero se los hizo fruncir. ! Estaba a la intemperie! 
María José y Alfre llegaron corriendo y atropellándose. 
--¿ Dónde está la compu?-- preguntó Alfredo. 
--¿Qué pasó con mi cama?-- gritó Maria José. 
---Yo no vi nada-- insistió Fede. 
---Biennn....--- aceptó mamá y se colocó la mano sobre los ojos como visera, mirando a derecha e izquierda. 
! Quiero mi casa!-- dos lagrimones comenzaron a deslizarsele a la pobre. 
--! Entraron ladrones y se la llevaron! 
-- Los ojitos de Alfre brillaban fascinados por la gravedad de la situación . 
! A organizarse! ! Recorreremos el barrio hasta encontrarla !-- propuso mamá. 
Entonces salieron. Juntos , de la mano, con Fede a rastras, rumbo a algún lugar, en busca del hogar desaparecido. Preguntaron al verdulero, al kiosquero, al carnicero. Nada. Nadie había visto semejante casa, ni caminando , ni montada en un camión. 
Le contaron al señor policía de la otra cuadra cómo era : tres piezas, una cocina pequeña, una escalera alta, el televisor, la compu. Pero el señor policía bostezó aburrido y dijo: 
--- Es igualita a la mía. Pero no es. En la mía vive otra esposa-- y se fue silbando bajito. 
--¡ Qué vamos a hacer ahora? ¿ Cómo vamos a preparar el almuerzo? ! Tengo hambre!-- Comenzaban las quejas. 
Nadie contestó ni dijo ni mu. Pero el silencio se interrumpió por los ruiditos de las panzas vacías. 
Así que Federico decidió actuar. Sacó del bolsillo su pequeña casa achatadita.... 
y con mucho ciudado , desplegó una parte. 
Y entonces apareció. La cocina. Blanca, soberbia. En medio de tanto espacio parecía mas grande y luminosa. O tal vez a Fede se le había olvidado desplegar el techo, así que el sol del mediodía entraba y entibiaba la cocina de todos los días. 
Mamá miró las queridas paredes , la mesita de madera, los banquitos algo rotos y murmuró: 
--Es mejor así. En seguida preparo algo rápido para almorzar. 
¿Y saben qué hizo cuando pasó al lado de Fede para sacar los fideos de la alacena? Le pellizcó la con tanta puntería que del bolsillo de su jean asmó una puntita blanca. 
Mamá tiró de la punta y salió una cama, luego otra, un inodoro, la escalera y uno por uno, todos los muebles de la casa. Ellos se fueron acomodando en sus lugares habituales y el hogar fue verdaderamente el mismo. 
A Fede le ardían los cachetes... adivinen porqué. 
!oh! ! AH! ! Ohhhhh!-- Esto era lo que decían los chicos. 
Mamá no dijo ni una sola letra. Fue a acomodar la cortina del comedor que estaba ladeada y entonces vio por la ventana que enfrente no estaba la casa de la Señora Clota, ! ni el kiosko de diarios de Pancho! 
--!FEDEEEEEE! ! Estamos en otro lugar! 
Fede contestó lo que se imaginan: 
-- Yo no vi nada. 
--- Vamos, amorcito, volvé la casa a su sitio...¿cómo va hacer papi para encontrarnos esta noche? --- casi imploró mamá. 
Así que Fede, por segunda vez ese día, plegó paredes, dobló ventanas, puertas y camas y cuando todo se volvió pequeño y chatito, se lo metió en el bolsillo de su jean. 
Caminaron juntos hacia la esquina donde siempre habían vivido. Allí estaba. 
En frente, la casa de la señora Clota, al lado, el kiosco. 
Fede desplegó la casa, y no se olvidó de los techos esta vez. 
Fede desplegó la casa, y no se olvidó de los techos esta vez. 
--Las próxima vez que juegues a achicarla, avísame y agarrando un poco la cocina. Cada vez hay menos espacio--dijo mamá y corrió el banquito para poder abrir la heladera. 
---Bueno, ma-- dijo él y guiño un ojito vivaz.

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