lunes, 17 de octubre de 2016

Las apariencias y el olvido - Por Eduardo Perrone



Las apariencias y el olvido  - Eduardo Perrone 

-Salí, en libertad hace dos años.
Fueron las primeras palabras de Loyola, al encontrarnos por casualidad, y las decía mientras señalaba con sus manos sus ropas raídas, viejas, tanto como su cuerpo y su alma , aunque estos no tendrían más de 30 años.-Cuando crucé el portón de la ´´la Grande´´ - continuo Loyola-- traía un papel en el cual decía, entre otras cosas, que estuve adentro por error y que esto no afectaba mi buen nombre y honor. En la puerta me esperaba mi única hermana, con quien había vivido , y estaba con el más chico de sus hijos en brazos.
--Mirá, Rramón-- me dijo luego de abrazarme y derramar algunas lagrimas -- Juan está muy contento porque se aclararon tus cosas. No pudo venir a verte como deseaba porque en la oficina lo ascendieron; tiene que hacer méritos , ¿sabés? Igual te manda unos pesos , para que te arreglés por ahí; hasta que consigas trabajo.
-Entonces la interrumpí- siguió contando Loyola pensativo , la mirada ´puesta en aquel día.
--Esperá, Alicia , leé este papel que me dieron, yo puedo tranquilamente volver a vivir con ustedes, como antes; son mi única familia, ¿no? Leé donde dice que Ramón Loyola sigue siendo un hombre de honor, todo se aclaró, yo no fui quien robó el coche.
¿No te lo conté en la carta que te envié la semana pasada?.
--Si, Ramón yo entiendo, es que...
--Escúchame, Alicia, te lo explico mejor. A mi un tipo me dijo: --- Necesito un mecánico con carnet para que lleve un coche  a Rosario, allá deberá entregarlo  a tal persona, en tal dirección y le pagarán tanto--. Quise ganarme unos pesos extras aprovechando el fin de semana. Él lío vino después El coche era robado y me agarraron a mí en él .Pero, aunque me pasó más de un año las cosas se aclararon, gracias a Dios. ¿Me entendéis Alicia? Así fue; lee este papel, léelo por favor.
--Ya lo leí, Ramón, ya lo leí. A Juan y a mí nos duele más que a vos que no vuelvas a casa, pero vos sábes; lo tuyo salió en los diarios, el barrio , los compañeros de Juan , su jefe, todo el mundo se enteró. Tu regreso nos crearía una situación incómoda.
Hasta Juancito tuvo que pelearse en la escuela dos o tres veces porque sus compañeros le hacían bromas sobre vos. Lo que vos tendrías que haces es ir a verlo a don Fermín, es un hombre bueno, y seguro que te dará trabajo nuevamente. Cuando estés ubicado, nosotros iremos a visitarte siempre que podamos. Con el tiempo, cuando la gente olvide todo esto podrás volver a vivir con nosotros.
-No , Alicia, la gente olvida todo menos los errores que cometemos , eso no lo olvidan nunca.
Esa fue la última vez que vi lo que quedaba de mi familia. Me llegué a Don Fermín, en mi mano derecha y precediéndome, llevaba el famoso papel.
Este me daba el valor y la confianza que yo ya no tenía. Era , después de todo, un papel que venía de manos del juez. La garantía de mi honrada persona.
Don Fermín cuando me vio dejó el motor que estaba arreglando , y secando sus grandes y nudosas manos con un trapo, estrechó las mías en un apretón grandote, sincero.
Muchacho , que alegría me da volverte a ver.-Gracias don Fermin, gracias, a mi también.
-¿Como andás muchacho?
-Más o menos don Fermín, hoy salí en libertad.
Tome,lea este papel, me lo dio el juez. Cuidado por favor, fíjese si no tiene las manos sucias.
--Mientras don Fermín leía- me explicaba Loyola- pensaba que todo estaba solucionado , de ahí en adelante borrón y cuenta nueva. Pero no fue así.
Don Fermín hizo todo lo posible; quien no quiso saber nada de volver a emplearme fue su socio.Recién me di cuenta que el papel que me dieron no cambiaría el pasado. La gente se oponía a ello y para lo único que podía servirme era para limpiarme el culo . En fin, desde entonces empece a cambiar de oficios y de comisarías, porque de vez en cuando me llevaban preso por vagancia. En dos años no pude ejercer mi oficio de mecánico en ningún lado. Ciudad chica, nos conocemos todos. Usted ya comprenderá cómo es esto.
Fui peón de circo, pelador de caña, boxeador ( eso me costó dos dientes y una costilla), vendedor de ajo y también abrí puertas de autos para chirolear.
Al orgullo tuve que cambiarlo por pan y así llegué hasta hoy, pero ya me siento cansado para continuar con este segundo proceso. Adiós amigo- se despidió Loyola- Que usted tenga más suerte que yo. Y se perdió caminando suavemente en medio de la gente.
Tiempo después me enteré que Loyola había conseguido la libertad de lo que él llamó su segundo proceso. Lo encontraron muerto en la puerta de un zaguán, una de las heladas del mes de julio lo sobreseyó definitivamente... Sin que esto afectase su buen nombre y honor.
Me había separado de Loyola un poco sugestionado por su relato, un poco nada más, al cabo de unas horas ya me había olvidado de él.
Empezaría de nuevo: pero ¿Por donde?, después de algunos años las cosas cambian , la gente no es la misma. Lo primero que haría, borrar todo contacto y recuerdo del mundo donde viví los últimos años.
Yo también salí absuelto de culpa y cargo como Loyola, pero con menos pesimismo que él, y tampoco esperaba que la suerte me trataría como a él.
Segundo: conseguiría un buen trabajo , y con el tiempo todo se olvida, lo dijo la hermana de Loyola, el pasado sería eso, eso y un borroso mal recuerdo.
Yo tenía mi casa, mi familia, amigos, con el apoyo de todos reiniciaría mi vida... y empecé a caminar.
A caminar y a ver rostros que yo conocí diferentes, a escuchar excusas, a encontrar el camino lleno de obstáculos, obstáculos terriblemente insalvables para mí.    

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