miércoles, 18 de enero de 2017

Ambición , Fracaso y Arte - B. Rusell

Ambición , Fracaso y Arte - B. Rusell  

En un estado totalitario acontecimientos como la aparición del budismo o del cristianismo son casi imposibles, y por muy grande que sea su heroísmo , un reformador moral no podrá ejercer influencia alguna. Es un hecho nuevo en la historia humana , que se debe al gran aumento del control de los individuos que ha hecho posible la técnica moderna de gobierno.  Es un hecho muy grave que demuestra lo funesto que es un régimen totalitario para todo progreso moral.
Hoy día, si un individuo de dotes excepcionales se dedica al arte o a la reforma religiosa o moral, tiene pocas esperanzas de llegar a hacer una carrera tan brillante o a ejercer  una influencia social tan grande como en tiempos pasados. Sin embargo, todavía se le ofrecen cuatro carreras; puede llegar a ser un gran dirigente político, como Lenin; puede adquirir un poder industrial inmenso , como Rockefeller; puede transformar el mundo con descubrimientos científicos, como lo están haciendo los investigadores del átomo ; o, finalmente, si no tiene la capacidad necesaria para ninguna de estas carreras, o si no se le ofrece la oportunidad, su energía, a falta de otra salida, puede arrastrarle a una vida de crimen. Los criminales, en el sentido legal, rara vez ejercen una gran influencia en el curso de la historia, y, por lo tanto, un hombre muy ambicioso,si le es posible, escogerá otra carrera.
El encumbramiento de los hombres de ciencia a una posición eminente en el estado es un fenómeno moderno. Lo mismo que otros innovadores, tuvieron que sostener una penosa lucha hasta lograr que se les reconociera; unos fueron desterrados., otros perecieron en la hoguera, se encerró a otros cuantos en mazmorras, y a lo más afortunados no se les hizo más que quemarles los libros. Pero poco a poco empezó a comprenderse que sus descubrimientos podían poner una fuerza inmensa en manos del gobierno. Los revolucionarios franceses , después de cometer el error de guillotinar a Lavoisier, emplearon a los colegas que le sobrevivieron en la manufactura de explosivos. En la guerra moderna todos los gobiernos civilizados han reconocido que los hombres de ciencia son los ciudadanos más útiles, siempre que se les pueda domesticar e inducir a poner sus servicios a disposición de un solo gobierno más bien de la humanidad.
Lo mismo para el bien que para el mal , casi todo lo que caracteriza a nuestra época se debe a la ciencia. En la vida diaria disfrutamos de luz eléctrica, de la radio y del cine. En la industria utilizamos máquinas y energía que debemos a la ciencia. Gracias al aumento en el rendimiento del trabajo podemos dedicar ahora una porción mayor de nuestras energías a las guerras y a los preparativos para las guerras, y también permitir que los jóvenes permanezcan en la escuela más tiempo del que antes permanecian.     


Bertrand Arthur William Russell, 3.º conde de Russell2 de febrero de 1970 

No hay comentarios:

Publicar un comentario