domingo, 16 de agosto de 2015

El banquero Anarquista Por Fernando Pessoa



**Recorte** 

—A esta altura —dijo el— apareció una cosa nueva. A esta altura" es un modo de decir. Quiero decir que, después de algunos meses de esta propaganda, comencé a reparar en una nueva complicación, y esta era la más seria de todas, esta es la que iba a valer... 
"Ud. se acuerda, ¿no es verdad?, de aquello que yo, por un raciocinio riguroso, establecí que debía ser el proceso de acción de los anarquistas... Un proceso, o procesos, mediante cualquiera de los cuales se contribuyese a destruir las ficciones sociales sin perjudicar, al mismo tiempo, la creación de la libertad futura; sin perjudicar, por consiguiente, en lo mas mínimo, la poca libertad de los actuales oprimidos por las ficciones sociales; un proceso que, en lo posible, crease ya algo de libertad futura... 
"Pues Bien: una vez establecido este criterio, nunca mas deje de tenerlo presente... Pero, a la altura de nuestra propaganda, de la que le estoy hablando, descubrí algo. En el grupo de la propaganda, no éramos muchos; éramos unos cuarenta, salvo error, se daba esta coyuntura: se creaba tiranía. 
—¿Se creaba tiranía? 
—De la siguiente manera... Unos mandaban a otros y nos llevaban para donde querían; unos se imponían a otros y nos obligaban a ser lo que ellos querían; unos arrastraban a otros por mañas y por artes hacia donde ellos querían.. No digo que hicieran esto en cosas graves; incluso, no había cosas graves allí como para que lo hicieran. Pero el hecho es que esto ocurría siempre y todos los días, y se daba no solo en asuntos relacionados con la propaganda, sino también fuera de ellos, en asuntos vulgares de la vida. Unos iban insensiblemente para jefes, otros insensiblemente para subordinados. Unos eran jefes por imposición, otros eran jefes por maña. En el hecho más simple se vela esto. Por ejemplo: dos de los muchachos salían juntos a una calle, Llegaban al final de la calle y uno tenía que ir hacia la derecha y otro hacia la izquierda; a cada uno le resultaba conveniente ir para su lado. Pero el que iba hacia la izquierda le decía al otro, "venga ud. conmigo por aquí"; el otro respondía, y era verdad, "Hombre, no puedo; tengo que ir por allí" por esta o aquella razón... Pero al fin, contra su voluntad y su conveniencia, allá iba con el otro hacia la izquierda... Eso era una vez por persuasión, otra vez por simple insistencia, una tercera vez por cualquier otro motivo... Esto es, nunca era por una razón lógica; había siempre en esta imposición y en esta subordinación algo de espontáneo, algo como instintivo... Y como en este caso simple, en todos los otros casos; desde los menos hasta los mas importantes... ve bien la cuestión? 
—La veo. Pero que diablos hay de extraño en eso? Eso es de lo mas natural que hay! 
—Será. Ya llegamos a eso. Lo que le pido que note es que es exactamente lo contrario de la doctrina anarquista. Fíjese bien que esto ocurría en un grupo pequeño, en un grupo sin influencia ni importancia, en un grupo al cual no se le había confiado la solución de ninguna cuestión grave o la decisión sobre cualquier asunto de importancia. Y fíjese que 
ocurría en un grupo de gente que se había unido especialmente para hacer lo que pudiese por el ideal anarquista, esto es, para combatir, tanto como fuera posible, las ficciones sociales, y crear, tanto como fuera posible, la libertad futura. Se fijo bien en estos dos puntos? 
—Me fije. 
— es ahora bien lo que eso representa... Un grupo pequeño de gente sincera (y le garantizo que era sincera!), establecido y unido expresamente para trabajar por la causa de la libertad, había, al cabo de unos meses, conseguido solo una cosa positiva y concreta: la creación entre si de tiranía. Y fíjese que tiranía... No era una tiranía derivada de la acción de las ficciones sociales que, aunque lamentable, seria hasta cierto punto, aunque menos en nosotros, que combatíamos esas ficciones, que en otras personas: pero en fin, vivíamos en medio de una sociedad basada en esas ficciones y no habría sido enteramente culpa nuestra si no hubiéramos podido escapar del todo a su acción. Pero no era eso. Los que mandaban a los otros, o los llevaban hacia donde querían, no hacían eso por la fuerza del dinero o de la posición social o de cualquier autoridad de natural= ficticia que se arrogaran; lo hacían por una acción de cualquier especie fuera de las ficciones sociales. Quiero decir, esta tiranía era, con relación a las ficciones sociales, una tiranía nueva. Y era una tiranía ejercida sobre gente esencialmente oprimida por las ficciones sociales. Era, todavía por encima, tiranía ejercida entre si por gente cuyo objetivo sincero no era sino destruir tiranía y crear libertad. 
"Ahora ponga el caso en un grupo mucho mayor, mucho mas influyente, que trata de cuestiones importantes y de decisiones de carácter fundamental. Ponga a ese grupo encaminando sus esfuerzos, como el nuestro, hacia la formación de una sociedad libre. Y ahora dígame si a través de ese cargamento de tiranías entrecruzadas ud. entreve a alguna sociedad futura que se parezca a una sociedad libre o a una humanidad digna de si misma... 
—Si: eso es muy curioso... 
—Es curioso, o no es cierto?... Y mire que hay aspectos secundarios muy curiosos también... Por ejemplo: la tiranía de la ayuda... 
-que? 
—La tiranía de la ayuda. Había entre nosotros quien, en lugar de mandar a los otros, en lugar de imponerse a los otros, por el contrario, los ayudaba en todo cuanto podía. Parece lo contrario, no es verdad? Pues vea que es lo mismo. Es la misma tiranía nueva. Es del mismo modo ir contra los principios anarquistas. 
-Esa si que es buena! En que? 
—Ayudar a alguien, mi amigo, es tomar a alguien por incapaz; si ese alguien no es incapaz, es o convertirlo en tal o suponerlo tal, y esto es, en el primer caso una tiranía, y en el segundo, un desprecio. En un caso se cercena la libertad del otro; en el otro se parte, por lo menos inconscientemente, del principio de que el otro es despreciable e indigno o incapaz de libertad. 
"Volvamos a nuestro caso... Ud. ye bien que este punto era gravísimo. Vaya que trabajásemos por la sociedad fu¬tura sin esperar que ella nos lo agradeciese, o arriesgándonos, incluso, a que ella nunca llegase. Todo eso, vaya. Pe¬ro lo que era demasiado era que estuviéramos trabajando Para un futuro de libertad y que no hiciéramos de positivo mas que crear tiranía, y no solo tiranía, sino tiranía nueva, y tiranía ejercida por nosotros, los oprimidos, los unos sobre los otros. Esto si que no podía ser... 
"Me puse a pensar. Aquí había un error, algún desvió. Nuestros objetivos eran buenos; nuestras doctrinas pare- clan verdaderas; serian equivocados nuestros métodos? Seguramente debían de serlo. Pero donde diablos estaba el error? Me puse a pensar en eso y me iba volviendo loco. Un día, de repente, como ocurren siempre estas cosas, di con la solución. Fue el gran día de mis teorías anarquistas; el día en que descubrí, por decirlo así, la técnica del anarquismo. 
Me miro un momento sin verme. Después continuo, en el mismo tono. 
—Pensé así... Tenemos aquí una tiranía nueva, una tiranía que no es derivada de las ficciones sociales. Entonces de donde es derivada? Será derivada de las cualidades naturales? Si lo es, adiós sociedad libre! Si una sociedad donde están en operación apenas las cualidades naturales de los hombres, aquellas cualidades con que ellos nacen, que deben solo a la Naturaleza y sobre las cuales no tenemos poder alguno; si una sociedad donde están en operación apenas esas cualidades es un amontonamiento de tiranías, quien va a mover el dedo meñique para contribuir al advenimiento de esa sociedad? Tiranía por tiranía, que quede la que esta, que al menos es aquella a la que estamos acostumbrados y que por eso, fatalmente sentimos menos de lo que sentiríamos una tiranía nueva, y con el carácter terrible de todas las cosas tiránicas que son directamente de la Naturaleza: el no haber rebelión posible contra ella, como no hay revolución contra tener que morir, o contra nacer bajo cuando se prefería haber nacido alto. Asimismo ya le probé que, si por cualquier razón no es realizable la sociedad anarquista, entonces debe existir, por ser más natural que cualquier otra salvo aquella, la sociedad burguesa. 
"Pero seria esta tiranía, que nacía así entre nosotros, realmente derivada de las cualidades naturales? Pero que son las cualidades naturales? Son el grado de inteligencia, de imaginación, de voluntad, etcétera, con que cada uno nace; esto en el campo mental, es claro, porque las cualidades naturales físicas no vienen al caso. Pero un tipo que, sin ser por una razón derivada de las ficciones sociales, manda a otro, forzosamente lo hace porque es superior en una u otra de las cualidades naturales. Lo domina por el empleo de sus cualidades naturales. Pero hay una cosa para considerar: ese empleo de las cualidades naturales será legitimo, esto es, será natural? 
"pero cual es el empleo natural de nuestras cualidades naturales? El servir a los fines naturales de nuestra personalidad. Pero dominar a alguien será un fin natural de 
Nuestra personalidad? Puede serlo; hay un caso en que puede serlo: es cuando ese alguien esta para nosotros en un lugar de enemigo. Para el anarquista, es claro, quien esta en el lugar de enemigo es cualquier representante de las ficciones sociales y de su tiranía; nadie mas, porque todos los otros hombres son hombres como el y camaradas naturales. Ahora, ud. bien ye, el caso de tiranía que habíamos estado creando entre nosotros no era este; la tiranía que habíamos estado creando era ejercida sobre hombres como nosotros, camaradas naturales, y mas todavía, sobre hombres dos veces nuestros camaradas, porque lo eran también por la comunión en el mismo ideal. Conclusión: esta tiranía nuestra, si no era derivada de las ficciones sociales, tampoco era derivada de las cualidades naturales; era derivada de una aplicación equivocada, de una perversión de las cualidades naturales. Y esa perversión, de donde es que provenía? 
"Tenia que provenir de una de dos cosas: o de que el hombre es naturalmente malo, y en consecuencia todas las cualidades naturales son naturalmente pervertidas, o de una perversión resultante de la larga permanencia de la humanidad en una atmósfera de ficciones sociales, todas ellas creadoras de tiranía, y tendiente, en consecuencia, a volver instintivamente tiránico el use mas natural de las cualidades mas naturales. Ahora, de estas dos hipótesis, cual serla la verdadera? De un modo satisfactorio, esto es, rigurosamente lógico o científico, era imposible determinarlo. El raciocinio no puede enfrentar el problema porque este es de orden histórico o científico, y depende del conocimiento de hechos. Por su lado, la ciencia tampoco nos ayuda, porque, por mas lejos que retrocedamos en la historia, encontramos siempre al hombre viviendo bajo uno u otro sistema de tiranía social, y por consiguiente, siempre en un estadio que no nos permite averiguar como es el hombre cuando vive en circunstancias pura y enteramente naturales. No habiendo manera de determinarlo con seguridad, tenemos que inclinarnos hacia el lado de la mayor probabilidad, y la mayor probabilidad esta en la segunda hipótesis. Es mas natural suponer que la larguísima permanencia de la humanidad en ficciones sociales creadoras de tiranía haga que cada hombre nazca con sus cualidades naturales pervertidas, en el sentido de tiranizar espontáneamente e incluso a quien no pretenda tiranizar, que suponer que las cualidades naturales pueden ser naturalmente pervertidas, lo que, de cierto modo, representa una contradicción. Por eso el pensador se decide, como yo me decidí con una seguridad casi absoluta, por la segunda hipótesis 
"Tenemos, pues, que una cosa es evidente... En el estadio social presente no es posible que un grupo de hombres, por bien intencionados que estén todos, por preocupados que estén todos solo en combatir las ficciones sociales y en trabajar por la libertad, trabajen juntos sin que espontáneamente creen entre si tiranía, sin crear entre si una tiranía nueva, suplementaria a la de las ficciones sociales, sin destruir en la practica todo cuanto quieren en la teoría, sin perjudicar involuntariamente lo mas posible el propio objetivo que quieren promover. Que puede hacerse? Es muy simple... Es que trabajemos todos para el mismo fin, pero reparados. 
---¿separados?! 
—Si. ¿Ud. no siguió mi argumento? 
—Lo seguí. 
no le parece lógica, no le parece inevitable, esta conclusión? 
—Me parece, si, me parece... Lo que no veo bien es como eso... 
—Ya le voy a aclarar... Dije yo: trabajemos todos para el mismo fin, pero separados. Trabajando todos para el mismo fin anarquista, cada uno contribuye con su esfuerzo a la destrucción de las ficciones sociales, que es hacia donde lo dirige, y hacia la creación de la sociedad libre del futuro; y trabajando separados no podemos, de ningún modo, crear tiranía nueva, porque nadie tiene acción sobre otro y no puede, en consecuencia, ni dominándolo, disminuirle la libertad, ni ayudándolo, apagársela. 
"Trabajando así separados y con el mismo fin anarquista, tenemos dos ventajas: la del esfuerzo conjunto y la de la no creación de tiranía nueva. Continuamos unidos porque lo estamos moralmente y trabajamos del mismo modo para el mismo fin; seguimos siendo anarquistas, porque cada uno trabaja para la sociedad libre; pero dejamos de ser traidores, voluntarios o involuntarios, a nuestra causa, dejamos incluso de poder serlo, porque nos colocamos, por el trabajo anarquista aislado, fuera de la influencia deletrea de las ficciones sociales, en su reflejo hereditario sobre las cualidades que la Naturaleza dio. 
"Es claro que toda esta táctica se aplica a lo que denomine el periodo de preparación para la revolución social. Arruinadas las defensas burguesas, y reducida la sociedad entera al estado de aceptación de las doctrines anarquistas, faltando solo hacer la revolución social, entonces, para el golpe final, es que no puede continuar la acción separada. Pero a esa altura, ya la sociedad libre esta virtualmente alcanzada; ya las cosas serán de otra manera. La táctica a que me refiero solo dice con respecto a la acción anarquista en medio de la sociedad burguesa, como ahora, como en el grupo al cual yo pertenecía. 
"Era ese, por fin!, el verdadero método anarquista. Juntos, nada valíamos que importara, y todavía, encima, nos tiranizábamos y nos perjudicábamos unos a otros y a nuestras teorías. Separados, poco también conseguíamos, pero al menos no perjudicábamos la libertad, no creábamos tiranía nueva; lo que conseguíamos, por poco que fuese, era conseguido realmente, sin desventaja ni perdida. Y, de más en más, trabajando así, separados, aprendíamos a confiar mas en nosotros mismos, a no recostarnos unos sobre otros, a volvernos mas libres, a prepararnos, tanto personalmente como a los otros, mediante nuestro ejemplo para el futuro. 
"Quede radiante con este descubrimiento. Fui enseguida a exponérselo a mis camaradas... Fue una de las pocas veces en que fui entupido en mi vida. ; Imagine ud. que yo 
estaba tan colmado con mi descubrimiento que esperaba que ellos estuviesen de acuerdo!... 
—No estuvieron de acuerdo, es claro... 
—; Contestaron ásperamente, mi amigo, ásperamente todos! ; Unos mas, otros menos, todo el mundo protesto!... No era eso!... ;Eso no podía ser!... Pero nadie decía lo que era o lo que tenia que ser. Argumenté y argumenté, y en respuesta a mis argumentos no obtuve sino frases, basura, cosas como esas que los ministros responden en las cámaras cuando no tienen ninguna. Respuesta...; Entonces fue cuando vi con que animales y con que cobardones estaba metido! Se desenmascararon. Los de aquella chusma habían nacido para esclavos. Querían ser anarquistas a costa ajena. ; Querían la libertad, pero que fuesen los otros quienes se la consiguiesen, que les fuese dada como un rey da un titulo! ; Casi todos son así, los grandes lacayos! 
Y ud se enojo? 
—; Si me enoje! ; Me enfurecí! Me puse a dar cotes. Di con palos y con piedras. Casi me fui a las menos con dos o tres de ellos. Y acabe por irme. Me aísle. ; Me vino un enojo con todos aquellos carneros que ud. no se imagina! Casi llegue a descreer del anarquismo. Casi decidí que no me importaba más todo aquello. Pero, pasados unos días, volví en mí. Pensé que el ideal anarquista estaba por encima de estas querellas. Ellos no querían ser anarquistas? Lo seria yo. Querían solamente jugar a los libertarios? No estaba yo para juegos en una cuestión así. Ellos no tenían fuerza para combatir sino recostados unos en los 
otros, y creando, entre ellos, un simulacro nuevo de la tiranía que decían querer combatir? Pues que lo hiciesen, los necios, si no servían para otra cosa. Yo no iba a ser burgués por tan poco. 
"Estaba establecido que, en el verdadero anarquismo, Cada uno debe, por sus propias fuerzas, crear libertad y combatir las ficciones sociales. Pues por mis propias fuerzas iba yo a crear libertad y a combatir las ficciones sociales. 
Nadie quería seguirme en el verdadero camino anarquista? Seguiría yo por el. Iría solo, con mis recursos, con mi fe, desamparado hasta del apoyo mental de los que habían sido mis camaradas, contra las ficciones sociales enteras. No digo que fuera un bello gesto, ni un gesto heroico. Fue simplemente un gesto natural. Si el camino tenía que ser recorrido por cada uno en forma separada, yo no necesitaba de ninguno más para seguirlo. Bastaba mi ideal. Fue basado en estos principios y en estas circunstancias como decidí, por mi solo, combatir las ficciones sociales. 
Interrumpió un poco el discurso, que se había vuelto acalorado y fluido

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