jueves, 2 de julio de 2015

El Presidente y la Muerte Por Macedonio Fernández




128 Macedonio Fernández 
Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1 de junio de 1874 - Buenos Aires, 10 de febrero de 1952) fue un escritor argentino, autor de novelas, cuentos, poemas, artículos periodísticos, ensayos filosóficos y textos de naturaleza inclasificable. Ha ejercido una gran influencia sobre la literatura argentina posterior. 

EL PRESIDENTE Y LA MUERTE 
El Presidente buscó para la felicidad a sus acompañantes, pero luego de un algo de ella en la Amistad profundamente poseída y en la Accíón acertada y jocunda más el retorno alegrísimo al hogar de la novela con la felicidad a la vista y recobrada, su impulso de enfermo les impuso la despedida robandoles la dicha sólo los eximió de la desgarradura inevitable de verse todos morir ( terrenalmente,pues cuenta en su pro el Presidente haberles inculcado, serenándolos para siempre, su ´´Metafisica sin Muerte´´. 
Sólo por no haber Muerte en esta novela mía es dichoso el autor, aunque, con mucha sorpresa para él ,ha resultado tan triste.(No tanto como el Quijote, la obra más espontanea ,más imprevistamente pesimista , también para su autor, de toda la literatura; el Quijote es más triste que esta pasajera mía ; en el Quijote involuntariamente ,creo, se sancionan el fracaso del Viviente : su Efermeridad , y el de la Inocencia: la justicia; en esta mía sólo la Felicidad, no la Personalidad o Eternidad, fracasa.) 
El Presidente resiste el adiós ante la Nada, ante la ocultacion eterna de las existencias. ( Aunque sabe tambien que aun más dura es la presencia de los cuerpos ausente el amor que hubo: el Olvido.) 
Piensa además el Presidente, con la mente tal vez en Deunamor,que si después de haber estado viendo a la amada no ocurre un gran nuevo suceso,la veremos siempre y con igual sensibilidad que cuando la veíamos antes de ´´morir´´ porque sin nuevos sucesos no hay olvido,porque no es el Tiempo--que nada es- sino los nuevos sucesos los que debilitan las imagenes de lo pasado. Podría ser una formula para inolvidar : sustraerse a nuevos sucesos importantes cuando se nos obliga a dejar de ver a la amada´´. 
En fin, cree el Presidente en la eternidad con memoria Personal, con memoria de individualidad , de todo lo que fue persona una vez. 
Se sabe que además de sus deberes generales en esta novela tiene el autor- que a veces es y aveces no es el Presidente- dos diferentes deberes de metafisico: uno con la Eterna : demostrarle y convencerla de la nihilidad del Pasado, donde tuvo su mayor humillacion y dolor , liberandola de la franja del haber sido real que acompaña a cierta escena de tortura que hay que aniquilar como imagen sida para convertirla en imagen sin esa franja , o sea imagen de fantasia, de mera irrealidad. 
Pero ¿ cuál es la angustia metafísica personal del Presidente? Él no cree en la Muerte , pero no puede amar lo que se cree mortal, lo que no sabe que sea inmortal ; se define sentimentalmente como el desastre del destino ´´ que no puede amar a quien espera Morir´´. De allí que la desdicha de la Eterna ( creerse mortal) es la desdicha del inmortalista Presidente ( no poder amar lo mortal). Tal la metafisica del presidente que encontramos entre sus papeles , concluida, con un punto final expreso.

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