martes, 29 de septiembre de 2015

Individualismo Y la carta - Oscar Wilde

Individualismo - Oscar Wilde


(DublínIrlanda,3 entonces perteneciente al Reino Unido,1 16 de octubre de1854-ParísFrancia30 de noviembre de 1900) fue un escritorpoeta y dramaturgo irlandés.

Adviértase también que el individualismo no se acerca al hombre con ningún fastidioso sermón sobre el deber, que no significa otra cosa que el hacer lo que los otros quieren simplemente porque tal es su voluntad; en ningún otro sermón igualmente enojoso sobre el sacrificio y la renuncia de si mismo, que no es otra cosa que una supervivencia de la mutilación de salvajes. A decir verdad, no se acerca del individuo con exigencia alguna, si no espontáneamente y como una cosa tan natural como inevitable. El individualismo es el punto hacia el cual tiende toda la evolución. Es la diferenciación a la que aspira todo organismo. Es la perfección a la que aspira todo organismo. Es la perfección inherente a toda firma de vida, y hacia la cual propende toda forma de vida. Así, el individualismo no ejerce ninguna presión sobre el hombre. Por el contrario, enseña al hombre que no debe tolerar la mínima presión. No se empeña en hacer buena a la gente. Pues sabe de sobra que los hombres abandonados a si mismos son siempre buenos. El hombre será el que conceda forma al individualismo. Y , realmente, ya puso manos a la obra. Inquirir si el individualismo es practico, es como inquirir si la evolución es practica. La evolución es la luz de la vida, y no hay más evolución que la que se dirige al individualismo. Donde no se manifiesta esta tendencia es que el proceso de desenvolvimiento ha sufrido una paralización artificial o está a punto de enfermar y morir. 
El individualismo será también altruista y sin ninguna afectación. Se dijo que una de las consecuencias de la extraordinaria tiranía de la autoridad, es que las palabras quedan completamente descarriadas de su primitivo y genuino significado y aplicadas a la expresión, precisamente, de lo contrario. Y lo que es cierto en relación con el arte, lo es también en relación con la vida. Actualmente, recalifica a un individuo por la sencilla razón de vestirse a su guisa. Como si, al hacerlo así no procediese con toda naturalidad. La afectación, a este respecto, consistirá precisamente en vestirse de acuerdo con las ideas de prójimo, ideas que, por ser de la mayoría, serian con seguridad absurdas. Igualmente llamase egoísta al individuo que vive del modo que se le antoja más adecuado para la realización de su propia personalidad, pensando que el fin primordial de la existencia es el desenvolvimiento de su Yo. Pero este es, precisamente, el modo en que todo el mundo debería vivir. El egoísmo no consiste vivir, como uno supone que debe vivir, si no en exigir a los demás que vivan como uno. Y el altruismo está en permitir a los demás que vivan como se les antoje, sin inmiscuirse para nada en sus vidas. El egoísmo propende siempre a crear a su alrededor una absoluta uniformidad de tipo. El altruismo reconoce, en cambio, la infinita variedad de tipos como algo excelente, la acepta, la aprueba y goza de ella. No es egoísta al pensar por si mismo. El hombre que no lo hace así, puede tenerse por seguro que no piensa en absoluto. Es de un grosero egoísmo pretender que el prójimo pienso como uno y tenga las mismas ideas. ¿Porqué iba hacerlo así? Si es capaz de pensar, indudablemente pensará por cuenta propia. Si no es capaz, seria atroz exigirle el mínimo pensamiento. Una rosa roja no es egoísta porquerer ser una rosa roja. 
Como sería terriblemente egoísta, empeñándose en que todas las otras flores del jardín fueran, a la vez rosas y rojas. Bajo el individualismo, los hombres serán completamente naturales y tontamente altruistas y conocerán el real significado de las palabras, y lo llevaran a cabo en sus vidas libres y hermosas. 
Por otra parte, tampoco serán los hombres tan egotistas como hoy. Pues el egotista es que el que pretende imponerse a los demás, y al individualista no se le ocurría siquiera semejante deseo. No le causaría la menor satisfacción. Pues cuando el hombre haya llegado al individualismo, habrá llegado también al amor del prójimo, y practicara libre y espontáneamente este amor. Hasta ahora, el hombre apenas si cultivado e amor al prójimo. Ni la simpatía. Simpatiza únicamente con el dolor; pero esta forma de simpatía no es, sin duda, la forma más acendrada de la simpatía por el sufrimiento es la forma menos hermosa. 
Impregnada de egotismo, hallase casi al borde de lo morboso. Existe en ella un cierto elemento de temor por la propia seguridad. Tememos poder llegar a ser como el leproso o como el ciego, y que nadie cuidase entonces de nuestra miseria. Además de esto, dicha forma de simpatía es singularmente restrictiva. 
Y habría que simpatizar con la plenitud de la vida y no con sus restricciones y dolencias únicamente, sino con la alegría, y la belleza, y la fuerza, y la salud, y la libertad de la vida. Indudablemente que la mas amplia simpatía es también la mas difícil. Exige un mayor altruismo. Todo el mundo puede simpatizar con los sufrimientos de un amigo más, para simpatizar con los éxitos de ese amigo, hace falta, en verdad, una naturaleza de excepción, la naturaleza—en suma—de verdadero individualista.


III .Wilde 

Tres semanas después de nuestra entrevista, decidí dirigirme a Erskine para instarle vigorosamente a que hiciera justicia a la memoria de Cyril Graham, dando al mundo su maravillosa interpretación de los sonetos, la única interpretación que explica completamente el problema. No conservo copia de mi carta ,lamento decirlo ,ni he podido recobrar el original ;pero recuerdo que analizaba yo toda la cuestión y llene paginas y paginas con apasionada repetición de los argumentos y las pruebas que mi estudio me había sugerido. Me parecía, no solo devolver a Graham el lugar que le correspondía en la historia literaria, sino rescatar el honor de Shakespeare, libertándolo de las suposiciones enojosas de una intriga vulgar. Puse en mi carta todo mi entusiasmo. Puse toda mi Fe. 
Apenas la eché al correo, sobrevino una reacción curiosa en mi. Me parecía desprendido de la capacidad de creer en la hipótesis de Willie Hughes, me parecía que algo se había ido de mí y que el asunto me era del todo indiferente. ¿Que había sucedido? Difícil es decirlo. Acaso al encontrar la expresión perfecta de la pasión que me animaba, había yo agotado la pasión misma. Las fuerzas de la emoción, como las fuerzas de la vida física, tienen limitaciones positivas. Acaso el mero esfuerzo por convertir a otro de la creencia en una teoría implica alguna especie de renunciamiento al poder de creer. Acaso solo estaba yo cansado del asunto y, consumido por mi entusiasmo ,mi razón se quedo entregada a su propio análisis , desapasionado. De todos modos ,así fué , y no pretendo llegar a explicarlo : de repente, Willie Hughes víno a ser para mí simple mito, ensueño inútil, fantasía de un joven que, como tantos espíritus ardientes, tenia mas deseo de convencer a otros que de convencerse a si mismo. 
Como yo había dicho cosas muy injustas y amargas a Eeskine en mi carta, decidí irle a ver y presentarle mis excusas por mi conducta. Así, a la mañana siguiente, me dirigi a Bircage Walk, y encontré a Erkine sentado en la biblioteca, con el falsificado retrato de Willie Hughes enfrente de sí. 
!Mi querido Erskine! -exclamé --. He venido a pedirle mil perdones 
¿A pedirme perdones a mi? dijo .¿porque? 
Por mi carta -- respondí. 
--Nada hay que censurar en su carta--dijo--. Al contrario ,me ha hecho usted el mayor servicio que estaba en su mano hacerme. Me ha demostrado usted que la teoría de Cyril Graham es exacta. 
--¿ No pretenderá usted decirme que cree en Willie Hughes?--exclamé. 
--¿Por que no?--repuso--.Usted me ha demostrado la verdad de la teoría. ¿Me cree usted incapaz de apreciar el valor de la prueba? 
--Pero si no hay prueba...--murmuré, dejándome caer sobre una silla--.Cuando le escribí a usted la carta estaba yo bajo la influencia de un entusiasmo absolutamente tonto. Me había conmovido la historia de la muerte de Cyril Graham, me había fascinado su teoría romántica, me había embrujado la maravilla y la novedad de la idea. Ahora veo que la teoría se funda en una ilusión. La única prueba existencia de Willie Hughes es el cuadro que tiene usted enfrente, y el cuadro es una falsificación. No se deje usted arrastrar por el sentimiento en este asunto. Diga lo que diga la imaginación sobre la teoría de Willie Hughes, la razón está francamente en contra. 
--No le entiendo a usted--dijo Erskine, mirándome con asombro--. !cómo! Usted mismo es quien me ha convencido, con su carta, de que Willie Hughes es una absoluta realidad .¿por qué ha cambiado usted de opinión? ¿ o lo que me está diciendo es mera chanza? 
-- No puedo explicárselo--repuse,-- pero ahora veo que no hay nada que decir en favor de la teoría de Cyril Graham. Los sonetos están dedicados a lord Pembroke. 
Por favor, no pierda su tiempo en el pueril empeño de descubrir a un joven actor isabelino que nunca existió y en hacer de un títere fantástico el centro del admirable ciclo de los sonetos de Shakespeare. 
--Veo, pues,que no comprende usted la teoría--replicó. 
Mi querido Erskine--exclame--, !que no la comprendo! Pues si me parece haberla inventado... Seguramente mi carta demuestra que no sólo he analizado toda la cuestión, sino que contribuido a su dilucidación con pruebas de toda especie. El único punto vulnerable de la teoría es que presupone la existencia de la persona cuya existencia es precisamente la cuestión que se discute. Si concedemos que hubo en la compañía de Skaespeare un joven actor que se llamo Willie Hughes, difícil no es declararlo inspirador de los sonetos. Pero como sabemos que no hubo ningún actor de su nombre en la compañía del Teatro Globo , es ocioso proseguir en la investigación. 
--Pero eso es precisamente lo que no sabemos--Dijo Erskine--. Es verdad que el hombre no aparece en la lista publicada en el primer folio; pero, como indicó Cyril, eso arguye mas bien a favor que en contra de la existencia de Willie Hughes, si recordamos que abandono traidoramente a Shakespeare para unirse a un dramaturgo rival. 
Discutimos el asunto horas y horas, pero nada de lo que dije hizo a Erskine abandonar su fe en la teoría de Cyril Gram. Me aseguro que pensaba dedicar su vida a probar la teoría, y que estaba decidido a hacer justicia, a la memoria de Cyril Gram.. Le supliqué, me burlé de él, le rogué, pero todo inútil. Por fin nos separamos, si no precisamente irritados, sí como si una sombra, hubiera caído entre los dos. El me creía superficial, yo lo creía pueril. 
Cuando volví a tratar de verlo, su criado me dijo que había partido para Alemania. 


Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde3 (Dublín, Irlanda,3 entonces perteneciente al Reino Unido,1 16 de octubre de 1854 - París, Francia, 30 de noviembre de 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario